Según su informe anual de Perspectivas del Empleo, el fuerte incremento de los precios de la energía y los alimentos corre el riesgo de reducir de forma desproporcionada el poder adquisitivo de esos grupos.
De hecho, el impacto de las subidas entre abril de 2021 y abril de 2022 en los seis mayores países europeos fue alrededor de un 50 por ciento superior para el 20 por ciento de la población con menos ingresos, que para el grupo más rico.
El documento publicado este viernes agregó que las personas con menos ingresos también fueron las más expuestas a la Covid-19: en algunos casos, por tener empleos para los que no había alternativa de teletrabajo y en otros, por estar menos cubiertas por la protección pública.
Por tanto, la OCDE instó a los gobiernos a revalorizar los salarios mínimos al nivel de la inflación vigente en cada país, para mantener el poder adquisitivo de los trabajadores con las remuneraciones más bajas.
El director de su departamento de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales, Stefano Scarpetta, agregó que “si no se compensa, el choque de la inflación podría ser particularmente severo para los más desfavorecidos”.
Más allá de los receptores del salario mínimo, son necesarias negociaciones colectivas que impliquen a gobiernos, empleados y empresas para compartir de forma justa el impacto del incremento de los precios, agregó el informe.
Sobre las medidas para compensar el incremento de los costos de la energía, apuntó que si bien la urgencia de la situación explica que los dispositivos sean generales para todos los consumidores y empresas, es hora de ajustar las ayudas según situaciones específicas.
La OCDE reportó además que los mercados laborales de sus países miembros viven una situación inédita por los problemas de las empresas de muchos sectores para encontrar trabajadores.
En la Unión Europea, la escasez de mano de obra provocó consecuencias para la producción en el primer trimestre en casi un 30 por ciento de las compañías.
Mientras, Estados Unidos registró en julio 11 millones de demandas de empleo en las empresas, mientras oficialmente hay menos de seis millones de parados.
En ese contexto, insistió en la necesidad de reconectar con el mundo del trabajo a las personas con menos cualificaciones y a otros grupos vulnerables, como «una de las formas más efectivas para preservar su nivel de vida».
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