De acuerdo con el estudio, en esta área una de cada cuatro niñas y adolescentes contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años.
El fenómeno afecta de manera desproporcionada a las que viven en zonas rurales, hogares en situación de pobreza, con menos acceso a la educación, y, en algunos países, a las de comunidades indígenas.
La Cepal señala que esta práctica las expone a la violencia, los embarazos tempranos y la sobrecarga de trabajo de cuidados cuando todavía no se han consolidado sus trayectorias educativas y decisiones laborales.
El confinamiento al espacio doméstico como ámbito prioritario de desarrollo personal, junto al abandono de la enseñanza, limitan sus posibilidades de relacionamiento y sociabilidad, agrega el informe.
Según la Cepal, la prevalencia de los matrimonios infantiles no ha variado en los últimos 25 años y, sin acciones ni inversiones, América Latina y el Caribe tendrán para el 2030 el segundo índice más elevado, por detrás únicamente de África Subsahariana.
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