La situación, que ha obligado este sábado a la cancelación de 82 vuelos de pasajeros en el aeropuerto internacional de Isla Verde, también ha provocado el cierre de unas 15 carreteras en Puerto Rico.
La ansiedad de la población se corresponde con la devastación vivida hace cinco años con el huracán María, cuyos estragos todavía permanecen visibles, incluso con unas cuatro mil viviendas con toldos azules como techo.
Si bien todavía no se han sentido los efectos de los vientos de Fiona, que avanza a 60 millas por hora y una velocidad de traslación de ocho millas en dirección sur-sureste del país, las constantes lluvias han hecho mellas en algunas residencias. En el vecino municipio de Guaynabo hubo que desalojar a unas 17 familias de un inmueble de clase media alta al producirse un socavón. El director de la Región Metro de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), Roberto Martínez, descartó en principio que la situación la causara una tubería de cuatro pulgadas de diámetro que discurre por el lugar.
Mientras, en la isla municipio de Culebra (oriente) se produjo la muerte de un octogenario que se encontraba en un refugio ante el inminente paso de Fiona, que ha sido alto errático en su ruta.
El Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos espera que el ojo de circulación de Fiona se mueva al sur de las Islas Vírgenes estadounidenses para acercarse a Puerto Rico en la noche de este domingo.
Se anticipa que el fenómeno atmosférico deposite entre 12 a 16 pulgadas de lluvias y 20 pulgadas en zonas del este y sur de Puerto Rico.
Luego se movería cerca de la República Dominicana para el domingo y, hasta ahora, no tocaría a Cuba.
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