Al intervenir en el 77 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, agradeció la solidaridad de numerosos países tras el ataque contra la también titular del Senado de esa nación el 1 de este mes.
Muchas veces en la historia, los magnicidios fueron prólogos de grandes tragedias. Basados en el rechazo o el odio hacia las víctimas, quienes perpetraron semejantes acciones quebrantaron la paz pública y abrieron las puertas a enormes disputas sociales. Pueblos enteros sucumbieron detrás de esos profetas del odio, señaló.
En Argentina, la agresión contra la vicepresidenta no solo afectó la tranquilidad, sino que también buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida, añadió.
El jefe de Estado recordó que en 1983 su país recuperó la democracia e inició “un largo ciclo en el cual se alternaron en el Gobierno distintas fuerzas políticas”.
Construimos el acuerdo de Nunca Más al terrorismo de Estado y a la violencia política. Valoramos la democracia como un modelo de desarrollo social que exige respetar al otro en la diversidad. Estoy seguro de que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que se adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina, aseveró.
Además, advirtió sobre la proliferación de discursos extremistas y violentos ante la desazón que generaron la pandemia de la Covid-19 y los efectos económicos de la guerra en Ucrania.
Guardar silencio puede conducirnos a poner en crisis al Estado de Derecho. Quienes buscan debilitar y erosionar las democracias tienen intereses específicos que los llevan a promover la polarización extrema. No aceptemos resignados esa situación. Generemos un enérgico rechazo a quienes promueven las divisiones en nuestras comunidades, afirmó.
Esta Asamblea debe ver a tiempo las señales de alerta que hay en el planeta, dijo.
El presidente instó a evitar enfrentamientos mayores y denunciar el modelo de acumulación que concentra los ingresos en pocos mientras millones quedan sumergidos en la pobreza.
Las injusticias que observamos se agravarán si las posiciones extremas se instalan, si las guerras se sostienen en el tiempo profundizando el hambre y si una inflación persistente termina por corroer los ingresos de los sectores mas débiles. Debemos trabajar de un modo mancomunado y solidario, robustecer un multilateralismo cooperativo, el imperio de la no violencia y una mayor equidad, afirmó.
Para lograr tales propósitos consideró imprescindible lograr la paz en todo el orbe.
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