Ese nivel de emergencia implica dificultades para el abastecimiento del líquido principalmente en la provincia oriental de Jiangxi, pues se agravó la crisis que experimenta desde el verano el embalse por las altas temperaturas y falta de precipitaciones.
Según el último reporte, el Poyang está en un 10 por ciento de su capacidad, apenas dispone de 19,4 metros de agua de altura y es la menor cantidad acumulada desde 1951.
La reducción es tanta que quedó al descubierto un puente de granito de dos mil 657 metros de largo construido durante la dinastía Ming (1368-1644) y las proyecciones apuntan al continuo declive del volumen hasta perder casi seis metros más para el 8 de octubre.
El lago es conocido por los lugareños como “el riñón” debido a su importancia en la regulación del río Yangtzé, el más largo de China; pero entró en su período seco el pasado 6 de agosto y fue la fecha más temprana desde 1951.
Aparte de afectar el suministro del líquido a la población, la transportación de barcos y el riego a las cosechas en la zona, la situación constituye una amenaza para las aves migratorias que escogen al Poyang como una importante parada mientras se dirigen al sur durante el invierno.
China presenta una crisis similar en otros lagos de agua dulce como el Shijiu y el Dongting, su segundo más importante.
El país vivió el verano más intenso desde 1961 con varios días seguidos en alerta roja por calor en el suroccidente y centro, decenas de ríos secos y una reducción alarmante en el agua en sus embalses al punto de verse estatuas hundidas durante 600 años.
En agosto el Gobierno destinó más de mil 574 millones de dólares para mitigar los daños ocasionados por la sequía en el rendimiento de las cosechas agrícolas, la crianza de ganado y la estabilidad del sistema electro-energético.
También incrementó la siembra de nubes y logró la caída de lluvias en lugares como Sichuan, Chongqing y Anhui.
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