En el encuentro, representantes de los países miembros de la fuerza conjunta planearon proyectar una nueva configuración para adoptar tácticas de lucha contra los grupos insurgentes armados en el espacio común, difundió un comunicado.
«La fórmula actual no satisface nuestras preocupaciones operativas», dijo el general Gninguengar Mandjita, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Chad, que ostenta la presidencia del G5 Sahel.
Mientras, el ministro de Defensa de Níger, Alkassoum Indatou, declaró que el grupo sufre un «problema de cohesión y unidad de acción que se ha deteriorado desde la retirada de Mali”.
La realidad es que a pesar de los esfuerzos de los estados con el apoyo de los socios, «la situación de seguridad sigue siendo preocupante, particularmente en el área de las tres fronteras, en Burkina Faso, Mali y Níger, advirtió el texto.
El G5-Sahel es una fuerza militar conjunta que hasta mayo incluía a Níger, Burkina Faso, Mauritania, Chad y Mali, creada en 2014 para contrarrestar la violencia reinante en el área saheliana, y actualmente combate a formaciones extremistas.
En mayo pasado, el Gobierno de transición de Mali anunció el cese de su participación en la fuerza conjunta debido a que ese organismo “fue instrumentalizado por potencias occidentales”, según el coronel maliense Abdoulaye Maiga.
La zona del Sahel, colindante con el desierto del Sahara y donde alrededor de dos millones de personas fueron desplazadas por conflictos armados, deviene espacio ecoclimático y biogeográfico del norte de África, que cubre un área aproximada de unos tres millones 53 mil 200 kilómetros cuadrados.
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