Por Osvaldo Cardosa
Corresponsal de Prensa Latina en Brasil
Historiadores reconocen que las raíces etimológicas del término Brasil son de difícil reconstrucción.
El filólogo Adelino José da Silva Azevedo reivindicó que se trata de una palabra de procedencia celta (una leyenda acerca de una «tierra de delicias», vista entre nubes), pero advirtió asimismo que los orígenes más remotos del vocablo podrían encontrarse en la lengua de los antiguos fenicios.
Cronistas de la jerarquía de João de Barros, fray Vicente do Salvador y Pero de Magalhães Gândavo presentaron en la época colonial explicaciones afines acerca del origen de la designación.
Según ellos, el nombre se deriva de «pau-brasil», nominación dada a un tipo de madera empleada en la tintorería de tejidos.
Durante la época de los descubrimientos, era común a los exploradores guardar cuidadosamente el secreto de todo lo que hallaban o conquistaban, a fin de explotarlo ventajosamente, pero no tardó en esparcirse en Europa que se descubrió cierta «isla Brasil» en medio del océano Atlántico, de donde sacaban el palo brasil (madera color brasa).
El gigante suramericano, que tiene como capital a Brasilia, diseñada como proyecto futurista e idealizada siempre como sede del gobierno, se destaca además por ser el más biodiverso del mundo (en número de especies de animales) y entre los líderes universales de producción de alimentos.
La Amazonia, que cubre buena parte del noroeste de Brasil y se extiende hasta Colombia, Perú y otros países de América del Sur, es la selva tropical más grande de la tierra y considerada pulmón del planeta.
Con cerca de 215 millones de habitantes, esta nación es la única que habla mayoritariamente la lengua portuguesa en el continente y la mayor lusófona del orbe.
Promulgada en 1988, su actual Constitución concibe al país como una república federativa presidencialista, formada por la unión de los 26 estados, del Distrito Federal y de los cinco mil 570 municipios.
Brasil se convirtió en república en 1889, en razón de un golpe militar encabezado por el mariscal Deodoro da Fonseca (primer presidente), aunque una legislatura bicameral, ahora llamada Congreso Nacional, ya existía desde la ratificación de la primera Constitución en 1824. Desde el comienzo del período republicano, la gobernanza democrática se vio interrumpida por largos períodos de regímenes autoritarios, hasta que un gobierno civil y elegido democráticamente asumió el poder en 1985, con el fin de la dictadura militar implantada en 1964.
Los poderes Ejecutivo y Legislativo están organizados de forma independiente en todas las esferas de gobierno, mientras que el Judicial solo a nivel federal y en las esferas estadual y del Distrito Federal.
Todos los miembros del Ejecutivo y Legislativo son elegidos directamente. Jueces y otros funcionarios judiciales son nombrados tras aprobar los exámenes de entrada.
El voto es obligatorio para los alfabetizados de 18 a 70 años y facultativo para los analfabetos, los de 16 a 17 años y para los mayores de 70. El presidente es el jefe de Estado y de Gobierno, elegido para un mandato de cuatro años, con la posibilidad de reelección para un segundo mandato consecutivo.
La nación, con reconocimiento e influencia internacional y clasificada como una potencia global emergente, aparece como la mayor productora de café de los últimos 150 años y posee la mayor parte de la riqueza global de América del Sur. Sin embargo, mantiene niveles notables de corrupción, criminalidad y desigualdad social.
Más de 156 millones de brasileños, con mayoría de mujeres, están habilitados para votar en la próxima justa comicial, en las que se elegirán presidente y vicepresidente, gobernadores, diputados, senadores y legisladores regionales.
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