Conte manifestó en conferencia de prensa ofrecida en la tarde de este lunes en la sede de la Cámara de Diputados que tras los comicios del domingo, donde el M5S obtuvo un positivo resultado con más del 15,0 por ciento de los votos, “no tenemos ganas de celebrar, estamos preocupados”.
El político de izquierda señaló que el partido ultranacionalista Hermanos de Italia (FdI), que triunfó en los comicios con más del 25,0 por ciento de los votos, “ciertamente tendrá un papel importante de cara a la formación del gobierno pero estaremos a cargo de nuestros valores constitucionales”.
El dirigente pentaestelar recordó que en el pasado esa fuerza política fue capaz de bloquear las iniciativas equivocadas, y anticipó que enfrentará el anunciado objetivo de la líder de FdI y probable primera ministra Giorgia Meloni, de reformar la Constitución italiana.
Por su parte, en un mensaje divulgado en las redes sociales, Meloni expresó que “no defraudaremos a los italianos que nos han confiado una responsabilidad importante” y aseguró que cumplirá con el programa de su partido.
La coalición formada por FdI, La Liga y Forza Italia ganó las elecciones generales con mayoría absoluta y Meloni, de 45 años, será la primera mujer al frente del Gobierno más a la derecha desde la dictadura fascista de Benito Mussolini, del cual es seguidora.
En su programa político de 40 páginas el FdI recoge 25 puntos entre los que se encuentra la detención de la inmigración ilegal, para lo cual proponen incluso un bloqueo naval.
Reconocen además el objetivo de establecer un sistema presidencialista que sustituya al actual, para lo cual necesita reformar la Carta Magna, con el lema «Dios, patria y familia», acuñado en 1931 por el secretario general del Partido Nacional Fascista, Giovanni Giuriati.
La alianza ultraconsevadora impulsa entre sus iniciativas la creación de una «Policía de Barrio», que apoye a las Fuerzas de Seguridad del Estado, con lo que en criterio de analistas pretenden ejercer un mayor control sobre la sociedad italiana.
En dicho programa abogan por «la defensa de las raíces clásicas y judeocristianas de Europa» y plantean que “después de demasiados años de marginación bajo gobiernos de izquierda, Italia debe volver a ser protagonista en Europa, en el Mediterráneo y en el panorama internacional».
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