Una vez en el poder, devolveremos nuestros ferrocarriles a la propiedad pública en cuanto expiren los contratos, afirmó la diputada Louise Haigh en la conferencia anual de la organización partidista que se celebra en la ciudad de Liverpool.
La legisladora, quien se desempeña como la contraparte del ministro de Transporte en el llamado gabinete a la sombra (opositor), agregó que bajo un eventual gobierno laborista, el pueblo controlaría los medios de transporte de los cuales depende.
El sistema ferroviario británico estuvo bajo administración pública desde 1948 hasta 1994, año en que el entonces primer ministro conservador John Major dio luz verde para su privatización.
Haigh calificó de “experimento fracasado” la forma en que la empresa privada está administrando los ferrocarriles, cuyos empleados protagonizaron varias huelgas en los últimos meses, en demanda de un alza salarial acorde a la inflación, y contra los despidos masivos.
En el segundo día del congreso laborista también se escucharon críticas contra el controvertido plan del Gobierno conservador para estimular el crecimiento económico y frenar la inflación y la recesión inminente, sobre todo después tras su publicación el viernes, la libra esterlina cayó a su nivel más bajo de los últimos 40 años.
El llamado mini presupuesto presentado por el ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, incluye una histórica rebaja de impuestos valorada en 45 mil millones de libras esterlinas (48 mil millones de dólares), y el desembolso de otros 67 mil millones de dólares para costear la congelación de las tarifas de electricidad y gas del sector residencial, y pagar la mitad de la factura energética de las empresas.
Para los laboristas, y no pocos analistas económicos, el recorte fiscal favorecerá principalmente a las personas de mayores ingresos y a las grandes corporaciones.
El diputado Ed Miliband, quien está a cargo de la política medioambiental dentro de la organización opositora, arremetió, por su parte, contra la decisión del Gobierno de levantar la moratoria a la fracturación hidráulica o ´fracking´ para extraer gas de esquisto.
Según Miliband, los conservadores, que prohibieron ese método de prospección y explotación petrolera en 2019 por su posible relación con los terremotos, están negando ahora el cambio climático.
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