Habían transcurrido apenas cuatro minutos del choque cuando aficionados de la Universidad Católica lanzaron varias bombas de ruido que explotaron a pocos centímetros de Parra, quien cayó al suelo visiblemente afectado.
El árbitro detuvo el encuentro, mandó a los jugadores a sus respectivos vestidores y poco después dio por suspendido definitivamente el clásico, en espera de una decisión por parte de las autoridades deportivas.
Asociaciones de futbolistas y aficionados calificaron el incidente como un escándalo, y exigieron una sanción ejemplar contra el equipo de la Universidad Católica por el comportamiento de su barra, además de criticar que se le haya permitido jugar con público en el estadio Elías Figueroa, de Valparaíso.
El guardameta Parra fue trasladado a un hospital, donde le diagnosticaron un trauma en uno de sus oídos. ale/car/eam