Según la revista Diabetología, los investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Noruega Occidental también analizaron el papel que juegan en este problema de salud la depresión y el insomnio.
Los especialistas explicaron que la soledad crea un estado de angustia crónico y a veces duradero que puede activar la respuesta fisiológica del organismo al estrés.
Aunque los mecanismos exactos no se conocen del todo, se cree que esta reacción desempeña un rol primordial en la diabetes tipo 2 debido a la resistencia temporal a la insulina provocada por los niveles elevados de la hormona del estrés, el cortisol.
Este proceso también implica cambios en la regulación del comportamiento alimentario por parte del cerebro, lo que provoca un aumento del apetito por los hidratos de carbono y la consiguiente elevación de los niveles de azúcar en sangre.
Los investigadores recordaron que en otros estudios se observó «un vínculo entre la soledad y una alimentación poco saludable, que incluye un mayor consumo de bebidas azucaradas y alimentos ricos en azúcares y grasas».
Consideraron que el apoyo social, la influencia y el compromiso pueden tener efectos positivos en los comportamientos que promueven la salud.
La disminución de los vínculos sociales y la falta de estas influencias positivas pueden hacer que las personas solitarias sean más vulnerables a comportamientos que podrían aumentar el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2.
Los científicos recomendaron a los médicos dialogar con el paciente sobre las preocupaciones del individuo, la soledad y la interacción social.
ale/joe