La madrugada del viernes un grupo de oficiales dirigidos por el capitán Ibrahim Traoré, protagonizó la segunda toma del poder en ocho meses que vive esa nación africana y sustituyó al presidente de turno, el también militar, Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Desde la mañana de este sábado se reanudó la circulación en los principales ejes de Uagadugú, no obstante, un importante dispositivo de seguridad rodea la televisión nacional, con camionetas, blindados y numerosos militares a pie o en moto, de acuerdo con reportes de prensa.
Los comercios y las estaciones de servicio también reabrieron poco a poco, al igual que algunas tiendas, mientras en las calles.
El viernes se reportaron disparos en las zonas cercanas a la sede de la presidencia y en la noche un grupo de soldados tomaron la palabra en la radiotelevisión nacional, anunciando la destitución de Damiba, de quien hasta el momento se desconoce su paradero.
De igual forma procedieron al cierre inmediato de las fronteras, la suspensión de las garantías constitucionales, la disolución del Gobierno y de la Asamblea Legislativa de Transición.
Los militares expresaron ‘el continuo deterioro de la situación de seguridad’ en el país, como pretexto para deponer al mandatario.
Por el momento, el gobierno de facto no se pronunció en torno a respetar el calendario de transición convenido por Burkina Faso y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), mediante el cual estaba previsto que los civiles regresaran al poder en julio de 2024.
El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), el chadiano Moussa Faki Mahamat, condenó el cambio inconstitucional de gobierno y exigió a los militares que detengan todo acto de violencia o amenaza contra la población civil, las libertades públicas y los derechos humanos.
Damiba llegó al poder en enero con un golpe de Estado que había derrocado al presidente Roch Marc Christian Kaboré.
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