Como es habitual cada primer lunes de octubre arranca la semana de otorgamiento de estos lauros, que distinguen además a personalidades e instituciones de la física y la química así como en literatura, política, economía, psicología y sociología.
Instituido en 1895 y entregados después a partir de 1901 en homenaje al científico sueco Alfred Nobel (1833-1896), descubridor de la dinamita, el de fisiología y medicina es uno de los cinco premios establecidos en el testamento de su gestor.
El primero fue otorgado en 1901 al alemán Emil Adolf von Behring por su trabajo en la terapia con suero, en especial su aplicación contra la difteria, estudio que abrió un nuevo camino en el campo de la ciencia médica.
En estas disciplinas solo dos latinoamericanos merecieron el premio, liderado en su mayoría por Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania.
El primero de ellos fue el argentino Bernardo Alberto Houssay, quien lo recibió en 1947 por sus estudios de la influencia del lóbulo anterior de la hipófisis en la distribución de la glucosa en el cuerpo, de importancia para el conocimiento de la diabetes.
Su coterráneo César Milstein fue galardonado en 1984 junto al alemán Georges J.F. Köhler y el danés Niels K. Jerne por esbozar las teorías sobre la especificidad en el desarrollo y control del sistema inmunitario y el descubrimiento del principio de producción de anticuerpos monoclonales.
La edición de 2020 otorgó el lauro al equipo integrado por el británico Michael Houghton y los estadounidenses Harvey James Alter y Charles M. Rice, por su descubrimiento del virus de la hepatitis C.
En 2021 el estadounidense David Julius y su colega libanés-estadounidense Ardem Patapoutian lo merecieron por el descubrimiento de los receptores del tacto y la temperatura.
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