Los principales altos cargos fueron sustituidos por nuevas figuras, un movimiento que los detractores de la junta ven como una decisión desesperada ante el fracaso de las últimas operaciones militares realizadas en varias zonas del país.
Asimismo, organizaciones de defensa de los derechos humanos alertaron que los nuevos designados son personas cercanas al líder de la junta, el general Min Aung Hlaing, publicó el diario The Irrawaddy.
Según analistas políticos, la decisión allana el camino hacia la celebración de elecciones en 2023 y el jefe de la junta necesitará el apoyo de la formación para cumplir su objetivo y convertirse en el presidente del país.
La Constitución de 2008 sostiene que el jefe golpista debe convocar a elecciones generales el próximo año una vez expire el mandato de emergencia y la votación podría facilitar que sea nombrado jefe de Estado electo.
La Constitución establece un límite de dos mandatos para el presidente, por lo tanto, Min Aung Hlaing podría ocupar el cargo durante una década.
Sin embargo, el Gobierno de facto reiteró en anteriores ocasiones su intención de realizar unos comicios bajo un sistema de representación proporcional y no uno mayoritorio uninominal.
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