Se trata de una iniciativa que lleva cinco años estancada en el Congreso y ha generado una fuerte polémica entre quienes lo consideran una oportunidad para el desarrollo del comercio internacional, y los que señalan sus riesgos para la soberanía nacional.
Incluso dentro de la coalición de gobierno las opiniones están divididas en torno a las ventajas y desventajas de este mecanismo, que agrupa al 13 por ciento del Producto Interno Bruto mundial.
Numerosas organizaciones sociales, políticas y sindicales enviaron recientemente una carta al presidente Gabriel Boric donde le piden que no se ratifique este pacto, el cual es apoyado por las transnacionales, los sectores económicamente poderosos y los grupos de derecha.
En declaraciones reproducidas por el diario El Siglo, el líder del gremio Industrial Chile, Horacio Fuentes, dijo que el acuerdo hipoteca el desarrollo del país, limita la soberanía y reafirma el modelo neoliberal extractivista.
Uno de los aspectos más polémicos del TPP-11 es que permite a las grandes corporaciones denunciar ante tribunales internacionales a cualquier Estado miembro si, a su juicio, limita sus negocios y posibilidades de obtener ganancias.
El mismo presidente Boric recordó que ese pacto no forma parte de su agenda de trabajo y en caso de ser aprobado este martes por el Senado, esperará para refrendarlo a tener firmadas las llamadas cartas laterales con los otros socios y atenuar de esta manera los efectos negativos.
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