En un comunicado conjunto, los representantes de los estados miembros de esa organización criticaron el proyecto de Truss.
El texto cita varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que rechazan las medidas unilaterales destinadas a cambiar el statu quo legal e histórico en los territorios palestinos ocupados.
La Liga Árabe cuestionó la falta de interés de las autoridades israelíes para relanzar un nuevo proceso de paz “sobre la base de las resoluciones internacionales”.
Asimismo, reafirmó su respaldo a Palestina para enfrentar los intentos del Gobierno de Tel Aviv de cambiar la identidad de Jerusalén.
El secretario general de la organización, Ahmad Aboul Gheit, rechazó la pasada semana los planes anunciados por la primera ministra británica.
Aboul Gheit instó a Londres a adoptar políticas prácticas para respaldar el reinicio de un proceso de paz que conduzca al establecimiento de un Estado palestino independiente en las fronteras de 1967.
Poco antes, el jefe de gobierno palestino, Mohammad Shtayyeh, también cuestionó el proyecto de Truss, tras recordar el pasado colonialista de esa potencia europea.
Durante la reunión semanal del gabinete celebrada en Ramala, Shtayyeh subrayó que el estatus legal, político y religioso de Jerusalén no está sujeto a cambios.
Cualquier paso de este tipo será considerado una violación flagrante del derecho internacional y de la responsabilidad histórica de Gran Bretaña, alertó.
Al respecto, destacó que en 1917 el gobierno británico presentó “la infame e ilegal Declaración Balfour”, que anunció de forma oficial el respaldo de Londres a la creación de un Estado judío en Palestina, ocupada entonces por ese país europeo.
Ese documento fue y sigue siendo responsable de la tragedia del pueblo palestino, apuntó Shtayyeh.
En 2018 el entonces presidente Donald Trump movió la embajada estadounidense de Tel Aviv a esa urbe, una decisión que desató la ira de los palestinos y de las naciones musulmanas, pero que mantuvo su sucesor Joe Biden.
Desde entonces algunos países siguieron los pasos del gobierno norteamericano, aunque la mayor parte de la comunidad internacional mantiene sus misiones en Tel Aviv y considera la zona oriental de Jerusalén como la capital del futuro palestino.
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