La víspera, cinco personas, incluido un agente de policía fuera de servicio, murieron a causa de los balazos recibidos en la ciudad de Raleigh, en Carolina del Norte, por un presunto atacante de 15 años de edad.
“Esta noche, el terror llegó a nuestra puerta, la pesadilla de toda comunidad”, dijo el gobernador Roy Cooper en conferencia de prensa y añadió que “este es un acto de violencia sin sentido, horrible y exasperante”.
La matanza ocurre a más de una semana de que el juez Glenn Suddaby bloqueara temporalmente partes clave de una ley de Nueva York que pretendía restringir la portación de armas de fuego, tras alegar que probablemente infringían la Segunda Enmienda a la Constitución, que otorga a la ciudadanía el derecho a poseer esos dispositivos letales.
Según determinó el magistrado, los requisitos de otorgamiento de una licencia para tales artefactos, como la regla que pide a los solicitantes entregar información sobre sus cuentas en redes sociales, “iban demasiado lejos”.
El fallo mantendría restricciones que impiden el ingreso de armas a escuelas, edificios gubernamentales y lugares de culto, pero el juez dijo que el estado no podía prohibir la portación en otros lugares delicados, como el Times Square, símbolo de Nueva York.
De acuerdo con un informe reciente del Buró Federal de Investigaciones, los homicidios en Estados Unidos aumentaron un 4,3 por ciento en 2021 comparado con 2020, y presentaron la mayor proporción por cada 100 mil habitantes en los últimos 25 años.
Sin embargo, la fuente alertó que la cifra es en realidad mayor pues, debido a un cambio en sus métodos de recopilación de datos, el nuevo reporte excluyó a las ciudades de Nueva York y Los Ángeles.
Una encuesta de Politico/Morning Consult encontró que más de las tres cuartas partes de los votantes dijeron que los delitos violentos son un problema importante a tomar en cuenta en la nación.
En tanto, un sondeo el Servicio de Radiodifusión Pública estadounidense reveló que una cuarta parte de los adultos refieren vivir con miedo de ser atacados en sus propios vecindarios.
El presidente norteamericano, Joe Biden, aboga por la prohibición de estos artefactos letales y en junio pasado firmó la ley bipartidista para la supuesta regulación de las armas.
Aunque la normativa pone énfasis en la comprobación de los antecedentes penales y psicológicos de los compradores e introduce un mayor control de la venta, no establece prohibiciones para los rifles de asalto, presentes en los tiroteos más mortíferos de la nación.
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