Según la oficina de Hunt, quien el viernes pasado reemplazó en el cargo al destituido Kwasi Kwarteng, el funcionario se reunió el fin de semana con Truss, el gobernador del Banco de Inglaterra y el jefe de la Oficina de Administración de Presupuesto para abordar su decisión de presentarse este lunes ante el Parlamento.
La presentación del llamado minipresupuesto con el cual el Ejecutivo pretende estimular el crecimiento económico del país y frenar la inflación estaba prevista para noviembre, pero fue adelantada para el 31 de octubre, tras el caos generado por las medidas esbozadas por Kwarteng el 23 de septiembre pasado.
La falta de detalles sobre la forma en que el Gobierno pretende financiar su histórico recorte fiscal y el multimillonario paquete de ayuda energética para el sector residencial y las empresas privadas desestabilizó el mercado financiero.
Esa desconfianza de los inversionistas derrumbó temporalmente el valor de la libra esterlina, y obligó al Banco de Inglaterra a comprar los bonos del Estado para apuntalar a la divisa británica.
Para apaciguar a sus críticos, entre los que se cuentan numerosos diputados conservadores, Truss destituyó a Kwarteng, quien al igual que ella, apenas llevaba cinco semanas en el cargo.
Aunque la gobernante dio marcha atrás a su propuesta de reducir el impuesto sobre la renta para las personas de mayores ingresos, y se retractó de sus intenciones de no aumentar el tributo a las corporaciones, se cree que sus días en el número 10 de Downing Street también estarían contados.
Según reporta el diario The Times este lunes, varios pesos pesados dentro de la bancada conservadora ya están discutiendo la destitución de Truss y la búsqueda de un sustituto.
Al margen de esas versiones de prensa, el influyente diputado “tory” Crispin Blunt dijo la víspera al canal 4 de la televisión local que el “el juego ya acabó” para la primera ministra, y que ahora solo se trata de manejar la sucesión.
Las reglas internas del Partido Conservador dan un margen de al menos un año a la primera ministra antes de poder ser sometida a un voto de confianza por parte de su propia bancada, pero según Blunt, en caso de que la presión sea demasiado fuerte, se podría buscar la forma de llevar a votación su permanencia en el cargo.
Los laboristas, que disfrutan de una ventaja sin precedente en la intención de voto a raíz de la caótica gestión inicial de Truss y presionan para que se adelanten las elecciones generales previstas para finales de 2024, calificaron el anuncio de la intervención de Hunt como una prueba del pánico reinante dentro del Gobierno.
«Creemos que (Truss) debe irse, porque no tiene credibilidad ni autoridad», afirmó este lunes el diputado laborista Pat McFadden, en declaraciones a la televisora Sky News, después que el líder de esa organización política, Keir Starmer, dijo ayer que la primera ministra es una amenaza para el Reino Unido.
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