Bajo la sombra y el interés de Estados Unidos y Francia, Líbano conquistó una victoria histórica en la disputa frente a Tel Aviv que convertirá a la nación en un Estado petrolero dentro de la región del Mediterráneo, aseguraron sus principales líderes políticos.
Por primera vez, la posición unificada de las máximas autoridades del Estado, Gobierno y el Parlamento junto al equipo técnico y la opción de poder de la Resistencia coincidieron para preservar los derechos de Líbano sobre sus recursos naturales.
La nación de los cedros no cedió ante las presiones de Israel en ningún momento, al abordar las conversaciones indirectas por la vía de delimitar zonas económicas y no límites fronterizos entre los dos países.
En este sentido, Líbano obtuvo todos los derechos a trabajar en el campo de Qana sin esperar una aprobación o pretexto previo de la entidad enemiga, ni compartir riqueza, ni pagar indemnización a Tel Aviv.
Del lado israelí, la oposición liderada por Benjamin Netanyahu atacó todo el tiempo al primer ministro Yair Lapid, a quien culpó de cobarde por ceder ante la Resistencia libanesa, Hizbulah.
Al mismo tiempo, el ministro de Defensa de la entidad sionista, Benny Gantz, aludió en más de una ocasión a la confrontación militar para alterar el curso de las conversaciones.
El punto clímax en la disputa ocurrió a inicios de este mes cuando Líbano realizó modificaciones a la oferta del mediador estadounidense, Amos Hochstein, y desde Tel Aviv intentaron torpedear un acuerdo final.
Ante este panorama, Francia entró en escena como exmetrópoli de Líbano e incitó a todas las partes a trabajar y la mediación de Estados Unidos intensificó los contactos para resolver las diferencias y aplacar las dudas en relación a una solución.
El gobierno de Francia hizo llegar un mensaje a la nación de los cedros a través de su primer ministro interino, Najib Miqati, de que Israel no deseaba la guerra y la Casa Blanca presionó a Hochstein para que eliminara todos los obstáculos a fin de llegar a un acuerdo.
Según analistas, la administración estadounidense persigue firmar el texto conclusivo durante el gobierno de Yair Lapid para no perder una oportunidad antes de las elecciones israelíes en noviembre entrante.
La firma por separado del documento está prevista para este jueves en la sede de las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas en Naqoura y hasta entonces, los libaneses no sabrán si es un hecho el acuerdo de demarcación, como alertó la Resistencia islámica.
En este contexto, Líbano inició el proceso de revisión de sus fronteras con Siria y Chipre; y en ese sentido, mañana una delegación nacional dialogará en Damasco.
A menos de una semana para el fin de su mandato, el presidente de la República, Michel Aoun, busca un triunfo en el acuerdo para coronar seis años de una gestión marcada por protestas populares en 2019, la explosión del Puerto de Beirut en 2020, la pandemia de la Covid-19 y el agravamiento de la peor crisis económica del país.
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