Por Juan Carlos Díaz Guerrero
Corresponsal jefe en Venezuela
“Eso es lo que hacemos siempre y tratamos de que la gente entienda”, aseguró Betancourt en entrevista con Prensa Latina, sin dejar de señalar a su amor por más de 30 años y compañera de arte Carmen Ortiz, con quien conforma el dúo Sarta de Cuentas.
Ambos presentaron la obra El sonar de los pájaros en el contexto del XVI Festival Mundial de Poesía en la Plaza Bolívar, en Caracas, donde la magia de la música, el baile, la interpretación, junto a pantomima y sensualidad atraparon al público allí asistente.
El sonar de los pájaros, comentó, tiene que ver con ese trinar que percibimos, pero va más allá, a la poesía y la metáfora a través de cuanto nos quiere decir; ese “lenguaje”, si ponemos atención, corazón y alma, “podríamos transformarlo en palabras y escuchar”.
Percibí una alegoría a la vida, al amor, a la naturaleza, le digo al también artista plástico, todavía jadeante por el esfuerzo físico, una vez finalizada la obra.
A nuestra agrupación -como hacemos un trabajo de calle, y sobre todo de cercanía con y para el público-, no le interesa mucho que nos vengan a ver bailar y digan “qué hermoso”, eso no es para nosotros relevante, precisó.
Lo relevante es que las personas sientan, se emocionen, lloren, rían y se vayan alegres, con una motivación más bien personal, no por lo visto, sino por lo que sintieron, manifestó.
🎥 "Si yo tuviera capacidad de transformar el mundo, sería diferente, pero como no la tengo, entonces busco cambiar mi momento, lo que soy y mi vida", comentó a #Prensa Latina el artista venezolano Rafael Betancourt.
En imágenes, su trabajo con Sarta de Cuentas, en #Venezuela 🇻🇪 pic.twitter.com/fwpKdk6gZ0
— Prensa Latina (@PrensaLatina_cu) October 27, 2022
UNIVERSO, DINERO Y AMOR
Ella y yo creemos, expresó, que todo lo que mueve este universo, más que el dinero, es el amor, por eso trabajamos “en la entrega incondicional a la gente, sin esperar nada a cambio”.
“Yo te entrego amor y ese amor finalmente hace algo en ti, y esa es mi retribución, sin esperar que me lo devuelvas, sino al ver que te transformaste y sentiste ese amor, para mí es un regalo”, subrayó.
Al reflexionar sobre la simbología del arte que hace el dúo con la época actual, Betancourt dijo creer que las guerras, el odio, siempre existieron como energías.
No es lo que hagan los demás, es lo que hago yo, por eso en Sarta de Cuentas “entregamos amor”, y eso es lo importante, porque ese amor es transformador en hombres, mujeres y niños, aseguró.
«Estamos todo el día pensando en las cosas que nos pasan, gustan, queremos y nos llenan, y eso lo podemos transformar en cuerpo, danza y música para mostrársela a la gente y puedan disfrutar lo mismo que uno, es decir, no solo ver el árbol, sino la brisa, las sombras que se proyectan».
Interrogo sobre el acercamiento a los niños al ver que en algún momento de la obra fueron protagonistas.
«Ellos son lo más grandioso. Nosotros no hacemos un trabajo para los niños como tal, sino para todo público, aunque en algún momento cuando nació nuestra hija, hace 18 años, se convirtió en un poco más más lúdico, más hacia lo infantil”.
Cuando ella nació, añadió, comenzamos a hacer un trabajo en los hospitales durante mucho tiempo y transformó todo.
Los niños, al igual que los adultos, piensan, sienten, se emocionan, tienen sus ideas y nosotros los respetamos, por eso más que jugar tratamos de despertar en ellos emociones y recuerdos, aunque sean pocos y pequeños, y entiendan que todo lo podemos ver a través del matiz del arte.
Ese regalo, ese don que le dieron a uno -porque para mí es un regalo que podamos ver las cosas así-, tratamos también de que la gente lo pueda «mirar» y lo entienda.
Recordó que “hace más de 30 años estamos juntos; ella era bailarina de la compañía Danza hoy, inició un trabajo de proceso coreográfico y yo la empecé a ayudar con la plástica, vestuario y elementos escenográficos, y hacía también un poco de performance con el cuerpo hasta que comencé a bailar”.
UNIÓN DE DIVERSAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
En cada obra que hacemos, la música, el sonido, el cuerpo, el elemento que utilizamos se va uniendo para hacer una gran plegaria, una gran oración, una gran meditación, por eso nos llamamos así, respondió categórico sobre el origen de Sarta de Cuentas.
Actuamos mucho con las tradiciones, venimos de hacer trabajos de investigación de campo y bailamos, pero lo nuestro, “más que aprender el paso, es una manifestación como tal, queríamos saber qué pasaba detrás de esa expresión”.
En Venezuela, casi todas las manifestaciones están ligadas por lo religioso y luego se convierten en lúdico, en juego, en fiestas y otras cosas, porque “el santo sale a las calles y se transforma, no es la iglesia ni el catolicismo, cerrado y ortodoxo”, apuntó.
Cuando sale el santo es del pueblo y este lo viste, lo baila, se emborracha con él, y no está la culpa como la inculca la Iglesia, remarcó, sin dejar de reconocer su formación “súpercatólica” y la creencia en Dios.
Queríamos, indicó, que el nombre del dúo «no fuera danza como siempre ponen”, sino entender que era la unión de muchas cosas, porque es la plástica, la música y más.
“En el libro de simbología vimos que en el rosario, a los hilos que van unidos se les llama sarta de cuentas y me pareció bello, porque cada cuenta cuando tú rezas tiene una intención, una energía y es lo que queríamos nosotros”, finalizó.
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