La famosa fiesta alemana Oktoberfest llegó a Quito, Ecuador, como pretexto para promover esa bebida tan asociada con ambientes de celebración junto con la culinaria más típica de diferentes países latinoamericanos.
El recorrido gastronómico incluyó empanadas bolivianas, alfajores argentinos, ceviche peruano, hallacas venezolanas, chocolates, turrones, quesos, entre otras delicias de la región.
Pero indudablemente la reina del evento fue la cerveza, con 18 emprendedores ecuatorianos, de la provincia de Pichincha, que ofrecieron, a pesar del habitual frío quiteño, sus espumosas y heladas bebidas artesanales.
Allí estaban los del Museo de San Francisco, conocidos en Ecuador por ser cerveceros de tradición, y según cuentan, fueron los primeros frailes que en la ciudad comenzaron la producción de la bebida alcohólica de sabor amargo para el consumo interno.
En Ecuador, existen actualmente alrededor de 400 negocios dedicados a la cervecería artesanal y el 60 por ciento de ellos tienen su espacio en la capital del país, una tradición que gana espacio en esta región de la nación suramericana, donde contradictoriamente gustan mucho más de lo imaginado en medio de las bajas temperaturas de la Sierra.
Por eso en el Oktoberfest de la Ciudad Mitad del Mundo no faltaron iniciativas originales como la de Akuma no Beer, un emprendimiento que envasa sus productos en latas coleccionables, decoradas con diseños inspirados en la cultura anime. En la oferta había “rubias” y “negras”, con inusuales sabores como tocino, mango, maracuyá e, incluso, una singular combinación con cacao natural ecuatoriano.
Las cervezas alemanas, mundialmente famosas, marcaron su presencia en el Oktoberfest de Quito con dos modalidades artesanales producidas en Ecuador, una clara y otra oscura que llamaron la atención del público asistente.
También las había de estilo inglés, otras con toque acaramelado o malteado, de diferentes grados de alcohol, en fin, un amplio menú cervecero para todos los gustos.
El maridaje estaba garantizado con las ofertas de platos típicos ecuatorianos y de otras naciones que confluyeron en el mismo escenario donde hace tres siglos expertos establecieron la mitad del mundo, a la misma distancia de los polos norte y sur.
(Tomado del Semanario Orbe)