En un mensaje a la nación, el mandatario determinó también el toque de queda en esos dos territorios a partir de las 21:00 (hora local) y anunció que viajará a la ciudad de Guayaquil a liderar el puesto de mando unificado del Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas.
Esas decisiones llegan tras una noche de terror, pues bandas delictivas realizaron en esas localidades 10 atentados con explosivos en gasolineras, unidades de policía y un hospital.
Igualmente, asesinaron a dos agentes del orden y secuestraron a ocho guías penitenciarios, que fueron liberados horas después.
La serie de sucesos violentos continuaron durante el día de hoy y como resultado han muerto tres policías, mientras una oficial se encuentra herida.
El presidente Lasso calificó esos actos de “sabotaje y terrorismo” y manifestó que “son una declaratoria de guerra contra el estado de derecho, el gobierno y los ciudadanos”, lo cual no será permitido.
He dispuesto actuar con dureza dentro del marco de la ley, aseveró el gobernante que desistió de ir de vacaciones a Estados Unidos como tenía planificado a pesar de ya existir una escalada de la inseguridad en el país.
El jefe de Estado mencionó algunas de las acciones en respuesta a los hechos, en particular subrayó la intervención en la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, el mayor centro de reclusión del país, donde incautaron armas, sistemas de comunicación, explosivos y otros artefactos.
Además, en la tarde de este martes, 515 presos de esa prisión fueron trasladados a la cárcel de El Rodeo, en Portoviejo, provincia Manabí, confirmó el jefe de Contingencia Penitenciaria, Jorge Analuisa.
Más temprano, el Comandante de la Policía Nacional, Fausto Salinas, señaló que los actos delincuenciales están relacionados con el narcotráfico y habrá una respuesta contundente.
«Emplearemos todas nuestras capacidades», aseguró Salinas e informó que trabajarán con los más de 52 mil uniformados en sus filas.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Zapata, insistió en que los sucesos son responsabilidad de bandas narcodelictivas y no de delincuencia común.
Ecuador concluirá el año con la cifra más alta de asesinatos en las últimas tres décadas debido a la falta de inversiones sociales y políticas públicas frente a la violencia imperante, estiman expertos en la materia.
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