Desde hace tres días los funerales de los caídos durante el ataque contra civiles en la suroccidental ciudad de Shiraz el pasado 26 de octubre, se han convertido en actos de condena a la violencia y la injerencia de Estados Unidos, Israel y algunos países europeos en los asuntos internos de la nación persa.
De igual forma los manifestantes rechazaron los intentos de dividir el país, así como las protestas promovidas por Occidente para crear el caos y desestabilizar a la República Islámica.
“La congregación apasionada de la gente en protesta por los disturbios y alborotos, además de las ceremonias fúnebres de los mártires demuestra que los iraníes se oponen a la secesión y rechazan los esfuerzos del enemigo al respecto”, destacó el portavoz del Gobierno, Ali Bahadori Jahromi, en una conferencia de prensa.
Cuando los enemigos, dijo, recurren al terrorismo e incitan a los actos de alboroto, el pueblo se muestra cada vez más unido e integrando.
Yahromi, ratificó además la postura del Estado iraní con respecto al atentado, al asegurar que habrá una respuesta decisiva a los autores intelectuales y materiales del sabotaje contra el país.
Las autoridades iraníes denunciaron la víspera el silencio cómplice de Occidente ante el ataque y sus políticas de doble rasero a la hora de tratar el tema del terrorismo.
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