En una declaración conjunta, los presidentes de Venezuela y Guinea Bissau, Nicolás Maduro y Umaro Sissoco, respectivamente, acordaron ampliar la agenda bilateral en los sectores energéticos, agrícola, comercial, pesquero, cultural, educativo y comunicacional.
También en las áreas del sector turístico, minero, transporte, viviendas, salud, derechos humanos y de la mujer.
El texto señaló que este primer encuentro tuvo por objetivo principal abordar cuestiones relativas a la cooperación bilateral, multilateral y otras esferas con el propósito de fortalecer los lazos de amistad entre los dos Estados.
Maduro y Sissoco coincidieron en impulsar una hoja de ruta para afianzar la cooperación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América–Tratado de Comercio de los Pueblos y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental.
Contribuir al reimpulso del mecanismo de integración birregional América del Sur-África, y con ese objetivo, promover la reactivación de la mesa presidencial estratégica para definir los temas de los grupos de trabajo, con el objetivo de crear las bases sólidas para celebrar la IV cumbre entre las dos regiones.
Tras un encuentro en el Palacio de Miraflores, sede de Gobierno, el mandatario venezolano abogó por recuperar las reuniones cumbres entre África y América del Sur.
Maduro señaló que parece que las condiciones y liderazgos históricos de Sudamérica y del continente africano, y los astros, se han alineado para que vuelva el tiempo de impulsar con fuerza “la unión de toda África y América del Sur”.
En la declaración conjunta, el gobernante bisauguineano rechazó las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela y solicitó su derogación inmediata, al impedir el desarrollo económico y social del pueblo caribeño.
El Presidente venezolano reafirmó la posición respecto al reclamo legítimo de los “países hermanos de la Madre África”, de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones, lo cual contribuirá al equilibrio y a alcanzar los propósitos contenidos en el artículo uno de la Carta de la ONU.
Los mandatarios reafirmaron la necesidad de una reforma de las Naciones Unidas, para hacerla más democrática y representativa de la configuración política actual del mundo, así como más útil en la gestión de los conflictos globales.
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