Un reporte de la Fundación contra las drogas de Nueva Zelanda señaló que en 2017 los decesos se acercaban al centenar y que el alza de esas muertes es consecuencia del incremento del consumo de opioides, alcohol, benzodiazepinas y cannabinoides sintéticos.
Lo anterior se debe, en su mayoría, a la mezcla de estupefacientes y opiáceos, la venta libre a la población de medicamentos de alto impacto, y el aumento de la adicción al alcohol, según la pesquisa citada por la emisora neozelandesa RNZ.
La directora ejecutiva de la fundación, Sarah Helm, manifestó su preocupación por el panorama y exhortó a las autoridades a una reforma fundamental relacionada con el uso y consumo de narcóticos.
«Hay tanto que podríamos y deberíamos estar haciendo para prevenir estas muertes. El creciente número de personas que fallecen por sobredosis debería hacer sonar las alarmas para los legisladores», señaló.
Como medida preventiva, Helm sugirió el aumento de fondos para fármacos que permitan revertir los efectos de una sobredosis de opioides ante el acecho del peligroso fentanilo.
También, dijo, se necesita un centro piloto de prevención para abordar las situaciones recurrentes relacionadas con el consumo de esas sustancias que ponen en peligro la salud y la vida humanas.
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