Ejemplifica con la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para luchar contra el cáncer de cuello uterino, que solo llegó al 41 por ciento de los países de ingresos bajos, a pesar de que en estos se concentra gran parte de la carga de la enfermedad, mientras en naciones de ingresos altos el porcentaje es mayor (83).
La asequibilidad también es un obstáculo para el acceso a las vacunas, pues si bien los precios tienden a estar escalonados en función de los ingresos, las disparidades a este respecto provocan que los países de ingresos medianos paguen tanto, o incluso más, que los más ricos por varios tipos de vacunas.
De acuerdo con el texto, en 2021 se suministraron aproximadamente 16 mil millones de dosis de vacunas, por un valor de 141 mil millones de dólares, unas cifras que son, respectivamente, casi tres veces el volumen de mercado de 2019.
Este aumento se debió principalmente a las vacunas contra la Covid-19, lo que según los expertos demuestra las enormes posibilidades que ofrece incrementar el ritmo de fabricación de estos medicamentos en respuesta a las necesidades de salud.
Aunque la capacidad de fabricación en todo el mundo ha crecido, sigue estando muy concentrada, pues 10 fabricantes suministran el 70 por ciento de las dosis de vacunas, excluyendo las antiCovid-19.
Resaltó el informe que algunas de las 20 vacunas más utilizadas (como la PCV, las del VPH o las que tienen componentes antisarampionosos o antirrubeólicos) dependen actualmente sobre todo de dos proveedores, lo cual propicia un riesgo de escasez e inseguridad en cuanto al suministro.
La salud de los mercados también es preocupante en el caso de varias vacunas habitualmente necesarias para emergencias, como los preparados contra el cólera, la fiebre tifoidea, la viruela/la viruela símica, el ébola o la enfermedad meningocócica, cuya demanda se dispara con los brotes y es, por lo tanto, menos predecible.
La OMS subrayó que si la inversión en estas vacunas sigue siendo limitada podría tener efectos devastadores para la vida de las personas.
En su informe destaca las oportunidades para una mayor armonización entre el desarrollo, la producción y la distribución de vacunas y una agenda de salud pública, con miras a alcanzar los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030 y orientar los esfuerzos en materia de prevención, preparación y respuesta ante pandemias.
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