La primera semana del evento estuvo marcada por la reunión de alto nivel, donde participaron unos 120 jefes de Estado y de Gobierno, y los contactos para debatir especificidades técnicas, que ahora darán lugar a negociaciones políticas.
El diario Al Ahram reveló que Egipto, como país anfitrión, está presionando para cerrar las brechas entre las partes para finalizar los borradores de los acuerdos de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
En declaraciones a la prensa, la ministra egipcia de Medio Ambiente, Yasmine Fouad, dijo que el mayor desafío para el país es lograr puntos en común entre los negociadores.
Al inaugurar la cita el domingo pasado, el presidente de la COP27 y canciller egipcio, Sameh Shoukry, anunció que se debatiría la creación de mecanismos para financiar las pérdidas y daños de los países en desarrollo como consecuencias de ese flagelo.
No obstante, matizó que el debate en el asunto se basará en la cooperación y “no implicarán responsabilidad o compensación”.
Con ello se dió el pistoletazo de arrancada para debatir de forma oficial uno de los puntos que más fricciones creó en la anterior cumbre, celebrada el pasado año en Glasgow, por el rechazo de las potencias, en especial Estados Unidos, a aportar dinero para el proyecto.
En la COP26 se acordó dialogar sobre el punto, pero los países ricos bloquearon un plan para crear un organismo encargado del financiamiento y las pérdidas.
Las naciones desarrolladas afirman que el financiamiento por pérdidas y daños debe estar en el marco del apoyo y no de la responsabilidad o compensación.
Sin embargo, el Sur opina lo contrario al señalar al Norte como el causante principal de la contaminación y el cambio climático en el planeta.
A ellos se suman los reclamos a los ricos para que cumplan sus promesas de entregar 100 mil millones de dólares anuales, una cifra que ya muchos expertos y gobiernos consideran insuficientes, aunque nunca se alcanzó.
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