Un nuevo informe publicado en ocasión del Día Mundial de la Diabetes insta a los países a mejorar el diagnóstico temprano, incrementar el acceso a la atención de calidad para el control de esa enfermedad y a desarrollar estrategias para promover estilos de vida y nutrición saludables.
Al menos 62 millones de personas viven con diabetes en la región, una cifra que se espera sea más elevada, pues alrededor del 40 por ciento de quienes la padecen no son conscientes de ello.
De acuerdo con la OPS, si se mantienen las tendencias actuales se estima que el número de diabéticos en esta parte del mundo alcanzará los 109 millones en 2040.
El incremento en las últimas tres décadas está relacionado con el aumento de los factores de riesgo: dos tercios de los adultos de las Américas tienen sobrepeso u obesidad, y solo el 60 por ciento hace suficiente ejercicio.
También señala el documento un comportamiento alarmante entre los jóvenes de la región: más del 30 por ciento se consideran ahora obesos o con sobrepeso, casi el doble de la media mundial.
Estas altas tasas de diabetes ponen de relevancia la necesidad urgente de que los países se centren en la prevención y la promoción de estilos de vida saludables, dijo el director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS, Anselm Hennis.
Solo 12 países de la región disponen de las seis tecnologías básicas para la gestión de la diabetes en los centros de salud públicos: equipos para medir la glucosa en sangre, pruebas para el diagnóstico temprano de las complicaciones y las tiras reactivas de orina empleadas en el análisis de glucosa y cetonas.
La OPS señaló además que las personas con esa enfermedad tienen un mayor riesgo de sufrir formas graves de Covid-19 y morir, lo que pone de relieve la importancia de integrar su atención en los planes de preparación y respuesta a emergencias.
Dicho padecimiento es la sexta causa de mortalidad en las Américas y fue responsable de más de 284 mil muertes en el 2019, también es la segunda razón de discapacidad, solo precedida por la cardiopatía isquémica, y el motivo principal de ceguera en personas de 40 a 74 años, entre otros males.
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