Adscrita al Instituto Cubano del Libro (ICL) y única de su tipo en la isla caribeña, surgió en 2001, y tiene por objetivo la promoción de autores cubanos y del quehacer cultural de ese país.
La joven directora de la Editorial, Yaremis Pérez, manifestó en entrevista con Prensa Latina que esos “cinco libros fundamentales” son muy importantes porque solo se encuentran en formato digital.
Estos son, explicó, un diccionario de fraseologismos, del español de Cuba al inglés de Estados Unidos; Los caprichos del tiempo, un libro de poesía para niños de un escritor de la provincia de Matanzas, en el occidente del país, y la novela De la Extraña aventura de don Quijote por las tierras cubanas, de Antonio López.
También están, añadió, el libro de cuentos Avenida Central, de Yoandra Gómez, y otro de teatro intitulado “Relationships, de la escritora santiaguera Margarita Borges.
Otro momento en Filven, apuntó, es la oportunidad de hablar sobre la problemática de la industria editorial con respecto al libro digital, y sobre todo, centrarlo en el caso de Cuba, cómo enfrenta la isla ahora mismo toda la producción editorial nacional.
También cuáles son los principales obstáculos que enfrenta y las estrategias trazadas, sobre todo el ICL, para incentivar esa producción de las editoriales cubanas y entiendan la necesidad y la importancia de los beneficios de realizar esta literatura digital y poder entonces brindar al lector los diferentes formatos.
Entre las problemáticas, la joven filóloga mencionó la poca capacitación del personal de las editoriales para enfrentar esta producción, “porque siempre lo han hecho de una manera diferente”, que cuando se edita para imprenta y la forma en que los editores lo enfrentan.
El escaso equipamiento que tienen las editoriales cubanas provocado por el bloqueo de Estados Unidos para adquirir el equipamiento que necesitamos y, muchas veces, de acceder a esos software, que tan rápido cambian las licencias y Cuba se ve limitada de usarlas para poder hacer los libros digitales, añadió.
Una última, y más importante, aseveró, es el arraigo a esa mentalidad analógica de tratar de no cambiar los procesos tal y como los conocemos, de decir “yo siempre lo he hecho así y nos hemos proyectado de esta manera”.
Tratar de resetear quizás esa forma de enfrentar el plan editorial, es un poco más difícil, entender que las personas pueden tratar de mostrar y utilizar ese mundo virtual, ese universo digital, que ahora mismo, no se está explotando correctamente, comentó.
Sobre la acogida del público lector a la literatura digital, Pérez manifestó que la pandemia marcó un punto decisivo para la aceptación de este tipo de literatura.
Si hasta el 2019 la gente permanecía todavía un poco distante, hacía resistencia a poder utilizar y consultar esta literatura, quizás la pandemia de la Covid-19 demostró que “el universo digital” fue lo único que nos quedó cuando no podíamos acceder ni a las librerías ni a las bibliotecas.
Son varios los obstáculos que el libro digital ha tenido que enfrentar, pero estamos tratando de avanzar, remarcó.
Destacó que las nuevas generaciones vienen con el conocimiento incorporado en la utilización de esas habilidades, pero “nos falta encaminarlos” para que lean.
La directora de Cubaliteraria aseveró que el libro digital no solo se enfrenta a esa resistencia sobre el libro impreso y a la lucha entre ambos formatos, sino también a la lucha con las ventajas que tiene en su propio medio.
Cuba está en un proceso de cambio en ese sentido y la industria editorial, quizás, se está repensando y tratando de volcarse ante la necesidad o los beneficios, aseguró.
Nosotros no tenemos casi papel en el país para poder imprimir todos los libros que están atrasados y tenemos más de mil títulos en imprenta esperando su arribo, pero después que llegue y puedan imprimirse, tenemos que enfrentarnos a un proceso de distribución y almacenamiento, y eso muy complicado, afirmó.
rgh/jcd