Durante su primer encuentro cara a cara, que sesiona en Bali, Indonesia; el gobernante asiático abrió su intervención con un llamado a repasar los casi 50 años de nexos, aprender de las lecciones y experiencias, y analizar las pérdidas, para darle un vuelco y avanzar hacia el futuro.
“La historia es el mejor manual. Debemos verla como un espejo y dejar que nos guíe al futuro”, reflexionó, al referirse a la atmósfera negativa que rodea los lazos Beijing-Washington y afecta los intereses fundamentales de ambos gobiernos.
Xi dijo a Biden que como líderes de las principales potencias del mundo, es necesario definir cómo mejorar las relaciones, llevarse bien entre sí y con el resto de la comunidad internacional, máxime en una era de crisis, cambios drásticos y desafíos sin precedentes para la humanidad.
Insistió en superar las diferencias y enfocarse en contribuir a la paz, estabilidad y desarrollo global, tras manifestar la voluntad de China de intercambiar con Estados Unidos sobre asuntos globales y regionales, y trabajar juntos por el bien de todos.
Según lo trascendido hasta ahora, Biden también habló sobre la responsabilidad de los dos países de resolver las tensiones e identificar las áreas donde puedan cooperar.
Este encuentro tiene lugar en el contexto de la cumbre del G-20 en Bali y es el primero presencial entre los dos jefes de Estado, pues antes solo sostuvieron varias conversaciones telefónicas y reuniones virtuales.
La cita es foco de atención porque acontece mientras persisten las fricciones entre China y Estados Unidos en diferentes frentes y con mayor intensidad en el terreno comercial, tecnológico y por los contactos oficiales de Washington con Taiwán.
Biden dijo la semana pasada que pretendía discutir con Xi múltiples asuntos, incluido lo económico-mercantil, en aras de evitar confrontaciones.
“Cuando hablemos quiero definir cuáles son nuestras líneas rojas, entender qué él considera por los intereses nacionales críticos de China, lo que yo estimo como intereses críticos de Estados Unidos, y determinar si entran o no en conflicto (…) y cómo resolverlo”, indicó el norteamericano.
En respuesta, la Cancillería china urgió a Washington a hallar un punto medio, manejar apropiadamente las discordias con Beijing, avanzar hacia la cooperación mutuamente beneficiosa y evitar que el malentendido y los juicios erróneos empujen a las relaciones bilaterales fuera del desarrollo saludable y sostenido.
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