La basura se acumula desde hace varios meses en la calle de esa localidad y los vertederos disponibles con su máxima capacidad ocupada, obliga a los residentes locales a quemar sus propios desechos, de ahí que más de mil personas se reunieran la víspera frente a la sede del Gobierno para demandar una solución.
Los manifestantes, incluidos los recolectores de basura, exigieron la renuncia del gobernador Fakher Fakhfakh, quien el día anterior intentó minimizar los peligros de un incendio en un vertedero cerca del puerto de la ciudad.
Fakhfakh instó a los residentes a no hablar sobre el incendio y amenazó con arrestar a los responsables. A su juicio, “es un poco de humo que tenemos que aguantar, y gracias a Dios porque podría haber sido peor. Ayúdanos con tu silencio”.
Imágenes divulgadas en las redes sociales mostraron el humo espeso en el área del puerto, lo que llevó al gobernador a pedir el cierre de la red social Facebook en Sfax porque eran informaciones falsas que dañaban la economía.
El presidente Kais Saied, prometió resolver la situación, pero los residentes dicen que poco ha cambiado. El miércoles ordenó a la ministra de Medio Ambiente, Leila Chikhaoui, a adoptar medidas inmediatas para resolver la crisis.
Desde 2021 tienen lugar varias protestas en Sfax, considerado un centro económico clave con un millón de habitantes, por la basura en las calles y aceras. Una huelga general paralizó la ciudad cuando las autoridades reabrieron un controvertido vertedero tóxico en la cercana Agareb.
Un hombre de 35 años murió por asfixia debido a los gases lacrimógenos durante una protesta.
Los desechos domésticos de Túnez se entierran principalmente, ya sea en vertederos establecidos o en otros lugares con ese fin, y las autoridades luchan por encontrar nuevos sitios para los 2,6 millones de toneladas que el país produce anualmente.
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