Seis sesiones fracasadas, fragmentación entre los bloques parlamentarios e injerencia externa dificultan el proceso de designación del jefe de Estado libanés para los siguientes seis años y la vacancia va en la dirección de continuar hasta fines de año.
De acuerdo con reportes locales, el escenario de las votaciones presidenciales no cambiará el venidero jueves en la séptima convocatoria del legislativo, sin ningún acontecimiento excepcional, ni en el país ni en el extranjero, que anuncie un entendimiento en la elección.
A lo interno, un grupo de partidos insisten en proceder con la candidatura del representante Michel Moawad, a quien el lado contrario considera una figura desafiante; mientras, las posiciones del jefe de la Corriente Patriótica Libre, Gebran Bassil, retrasan el nombramiento del líder del Movimiento Marada, Suleiman Franjieh.
Según el diario Al Diyar, el dúo chiita de Hizbulah y Amal, una gran proporción de diputados sunitas e independientes a excepción de su bloque respaldan a Franjieh; en tanto, Fuerzas Libanesas, el Partido Progresista, el Kataeb y otros, apoyan a Moawad.
Desde el extranjero, Francia estimula un mandatario que no constituya una «incomodidad» para Hizbulah, de consenso nacional y al mismo tiempo satisfaga a Arabia Saudita para asegurar la reactivación de su relación con Líbano, precisó el medio.
En este contexto, Joanna Wronecka, coordinadora Especial de las Naciones Unidas para Líbano, discutió con el titular del Parlamento, Nabih Berri, sobre el papel decisivo del legislativo para acelerar la elección de un presidente de la República y avanzar en la adopción de las reformas necesarias de recuperación.
Durante sus encuentros con diputados, Wronecka enfatizó en la necesidad de priorizar el interés nacional en pos de poner fin al vacío para regular y reforzar el trabajo de las instituciones estatales en este período crítico del país.
Tras el fin de la sexta sesión parlamentaria, el miembro del bloque Lealtad a la Resistencia Hussein Hajj Hassan, aseguró que los momentos actuales reflejan la división en el país y el rechazo al diálogo convocado por Berri.
Por su parte, el secretario del bloque Encuentro Democrático, Hadi Abu al-Hassan, reclamó a los diputados permanecer en la sesión para avanzar en el proceso de elección manteniendo un quórum de dos tercios
La reunión de los partidos, fuerzas y personalidades nacionales libanesas advirtió sobre los peligros de prolongar la vacancia e insistió en la urgencia de regular el trabajo del Estado a la luz de las dificultades que sufren los libaneses en los planos financiero, económico y social.
En este sentido, el secretario general de Hizbulah, Hassan Nasrallah, destacó la importancia de preservar los elementos de poder en la nación y «la elección del presidente constituye lo más importante, ya que custodia la seguridad nacional».
Sobre este tema, Nasrallah, denunció la intromisión de la embajada de Estados Unidos en Beirut en los más mínimos detalles gubernamentales y ministeriales en Líbano y sus presiones para alentar la confrontación con la Resistencia.
Ante esta injerencia, el líder de Hizbulah respaldó la designación de un jefe de Estado valiente en el Palacio de Baabda, que otorgue prioridad al interés nacional, no venda el país a las ambiciones imperialistas, ni apuñale por la espalda a la Resistencia.
Luego de seis años en el poder, Michel Aoun concluyó el pasado 31 de octubre su mandato y Líbano sortea un cuarto vacío presidencial después de la independencia en 1943.
Precisamente, Aoun, el mandatario más longevo en el momento de asumir sus funciones con 81 años, requirió 46 sesiones legislativas para completar el quórum en 2016 y poner fin a 888 días de vacío.
De acuerdo con la Constitución, en la ronda inicial de votaciones, el candidato debe obtener dos tercios o 86 sufragios para ganar; en tanto, de acudir a segunda vuelta el postulante requiere de la mayoría de 65 votos.
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