Aquella noche de junio devino ocasión especial por múltiples razones: el regreso a los escenarios presenciales de eventos multitudinarios tras la pausa por la Covid-19, la oportunidad de tener nuevamente a Milanés en la isla y por el latente halo premonitorio de que podía ser la última vez.
Y resultó que el encuentro, devenido despedida, fue un lujo desde los primeros acordes, Pablo conjuró versos del pasado, presente y futuro para conformar un embrujo que hipnotizó a miles de espectadores en el coliseo de la Ciudad Deportiva, en esta capital.
El cantautor cubano agradeció el aforo masivo que colmó las graderías de la institución, en tanto calificó al público de la isla como el mejor de su carrera, independientemente de giras y presentaciones en diversas latitudes.
Sentado en el centro del escenario, en aparente postura inmutable, Milanés conmocionó el auditorio con más de una veintena de canciones, las cuales retumbaron como un eco en las voces de los asistentes a la cita, quienes reverenciaron el toque divino de un artista que se negaba a «ser dios».
Acompañado por Miguel Núñez (piano) y Caridad Varona (chelo), el compositor interpretó títulos icónicos de su repertorio, compuesto por cerca de 400 temas, como Comienzo y final de una verde mañana, Los males del silencio, El tiempo pasa, La soledad, Flores del futuro, El breve espacio o Yolanda.
De igual forma, llevó a escena la pieza Cuando tú no estás, incluido en un fonograma que compila una selección de 10 sencillos marcados por la melodía de Núñez y la letra del propio Milanés, Premio Nacional de Música (2005).
Sin intermedios y pausas de solo segundos para hidratar la garganta, el fundador del Movimiento de la Nueva Trova junto a Silvio Rodríguez y otros artistas, evocó los “Días de gloria” en la nación caribeña, al tiempo que recordó con “nostalgia los años transcurridos».
Considerado como uno de los principales exponentes de la canción de autor en español, Milanés conjugó en su trayectoria una mixtura de géneros de la música cubana y americana, que oscilan entre la tradición y la modernidad, el filin, el jazz, la rumba, el son o el bolero, lo cual evidencia su amplia versatilidad interpretativa.
El recital formó parte de la gira internacional Días de Luz, la cual se interrumpió debido a su estado de salud, agravado a inicios del presente mes al punto de terminar internado en un hospital de Madrid, España, donde residía desde 2017.
Hoy, como en ese último recital o los tantos otros precedentes, los seguidores de su música ponen los relojes en pausa, encienden los reproductores de música y viajan en el tiempo, para atesorar en la memoria las eternas melodías de quien sólo deseó ser amado “como soy”.
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