El veredicto anunciado este miércoles por el juez Robert Reed recalca que el órgano legislativo escocés, conocido también como el Holyrood por el nombre del palacio que le sirve de sede, no tiene competencia para legislar sobre una consulta de independencia.
Según explicó el letrado, ese poder está reservado solamente para el Parlamento británico.
El caso fue impulsado por el Partido Nacional Escocés (SNP), que tiene la mayoría parlamentaria en Escocia, ante la negativa de Londres a autorizar la celebración de otro referendo.
El gobierno central británico justifica su oposición con el argumento de que la consulta celebrada en 2014, cuando el 55 por ciento de los escoceses votó a favor de permanecer dentro del Reino Unido, es válido para la presente generación.
Los independentistas alegan, sin embargo, que ese resultado quedó inhabilitado por el Brexit, dado que la mayoría de los escoceses votó por seguir siendo parte de la Unión Europea, pero debió abandonar el bloque junto al resto de los británicos.
En una primera reacción al veredicto emitido este miércoles por la Corte Suprema, la jefa del gobierno escocés y líder del SNP, Nicola Sturgeon, se declaró “desencantada”, y prometió seguir luchando por la independencia de Escocia.
Una ley que no permite a Escocia elegir su propio futuro sin el consentimiento de Westminster (gobierno central) demuestra que cualquier noción de que el Reino Unido es una asociación voluntaria (de países) es un mito, y refuerza la necesidad de un referendo independentista, aseguró en Twitter.
Aunque prometió respetar el veredicto de los jueces, Sturgeon dijo que la opinión de los escoceses sobre la independencia no podrá, ni será silenciada.
Semanas atrás, la líder escocesa anunció que en caso de un resultado adverso en los tribunales, los comicios regionales previstos para finales de 2024 serían un referendo “de facto”, pues el SNP basaría su campaña electoral solamente en el tema de la independencia.
oda/nm