Los investigadores mapearon 3,4 millones de lagos y su evolución durante las últimas cuatro décadas utilizando imágenes satelitales de alta resolución combinadas con inteligencia artificial.
«Hubo cambios importantes y rápidos en los lagos en las últimas décadas que afectan las cuentas de gases de efecto invernadero, así como los ecosistemas y el acceso a los recursos hídricos”, explicó Jing Tang, profesor asistente en el Departamento de Biología y coautor del estudio publicado en Nature Communications.
Añadió que “entre otras cosas, nuestro nuevo conocimiento sobre la extensión y la dinámica de los lagos nos permite calcular mejor su potencial de emisiones de carbono».
Según los cálculos del estudio, el aumento anual de las emisiones de CO2 de los lagos durante el período de análisis (1984-2019) es de 4,8 teragramos (10 elevado a 12 billones) de carbono, lo que equivale al aumento de las emisiones de CO2 del Reino Unido en 2012.
En ese plazo surgieron muchos pequeños lagos (menores de un kilómetro cuadrado), lo que, en opinión de los expertos, es especialmente importante, pues son los que emiten la mayor cantidad de gases de efecto invernadero en relación con su tamaño.
Detallaron que si bien los lagos pequeños representan solo el 15 por ciento del área total, representan el 25 por ciento de las emisiones de CO2 y el 37 por ciento de metano.
«Los lagos pequeños emiten una cantidad desproporcionada de gases de efecto invernadero porque normalmente acumulan más materia orgánica, que se convierte en gases, y también, porque suelen ser superficiales. Esto facilita que los gases alcancen la superficie y suban a la atmósfera», comentó Tang.
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