Surgido en Sicilia hace más de 200 años, sus argumentos basados en epopeyas medievales resaltan valores como el coraje, la lealtad, la amistad, y sus personajes reflejan paradigmas de comportamiento que lograron ejercer desde un primer momento una marcada influencia en el pueblo.
Dos reconocidos marionetistas, Gaetano Greco y Liberto Canino, se disputaban por aquel tiempo el favor del público en los escenarios sicilianos, y de la rivalidad entre ambos nacieron esos personajes armados e innovadoras técnicas para su manejo que imprimieron a este arte un sello particular.
Sin embargo, según los historiadores, los orígenes se encuentran en el siglo IV a.n.e., en las obras de los titiriteros de Siracusa, en Sicilia, y en el siglo XVI, cuando por toda Europa las novelas de caballerías se escenificaban de esa forma. Las marionetas de madera, o pupi, son en sí piezas de un alto valor —exhibidas en museos de todo el mundo— y pueden medir hasta 130 centímetros, con un peso de 30 kilogramos. Se caracterizan por la expresividad de sus rostros, así como por sus espléndidas corazas de cobre o latón, bellamente decoradas.
En estos teatros, en su mayoría pequeños negocios familiares, los marionetistas, o pupari, tallan, dibujan y engalanan a sus pupis, y se reconocen dos modalidades, la de Palermo y la de Catania, que difieren en los tamaños y forma diseño que dan a esos pequeños actores, al igual que las técnicas que emplean para su manipulación.
Aunque esta manifestación artística enfrentó una crisis a mediados de siglo XX, logró mantenerse viva en Sicilia como un patrimonio tradicional, y en 2018 las compañías de marionetistas se reunieron en la Red Italiana de Organizaciones para la Protección, Promoción y Valorización de la Ópera deiPupi.
Este autóctono espectáculo es considerado en la actualidad el único ejemplo de transmisión ininterrumpida de esta modalidad del teatro, aun cuando por estos días la orientación de la Ópera deiPupi al turismo conlleva a una disminución de su calidad y es cada vez más difícil para los pupari vivir de su arte.
(Tomado de Cuarta Pared, suplemento cultural de Orbe)