La búsqueda de un tratado de libre comercio con China y la solicitud de adhesión al Tratado Transpacífico, formalizado en vísperas de la reunión, renuevan la pretensión uruguaya de flexibilizar las reglas de Mercosur.
Ello despierta recelos y críticas de sus socios de Argentina, Brasil y Paraguay, que emitieron un comunicado conjunto en el que se reservan medidas de represalia por la «fuga» de Uruguay hacia el Transpacífico, un convenio comercial que abarca a 11 naciones de diversas latitudes.
El presidente Luis Lacalle Pou anticipó una cumbre «entretenida» por este desacuerdo, y en recientes declaraciones subrayó que la postura de su gobierno en el seno del Mercosur ha sido «frontal» respecto a su derecho de abrirse al mundo. Lo cierto es que a mitad de su mandato, Lacalle Pou consiguió de Beijing un acuerdo de factibilidad para un eventual tratado de libre comercio, que hoy espera por la paciencia asiática.
En este período también se dieron pasos con Türkye, con quien se firmó en mayo último un memorándum de entendimiento.
Para rematar, cuando aquí se preparaba la cumbre de Mercosur, el canciller Francisco Bustillo entregó el 1 de diciembre en Wellington, Nueva Zelanda, la solicitud de integración al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico.
Ante el hecho consumado, Argentina, Brasil y Paraguay respondieron que se «reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.
En medio de este desencuentro Lacalle Pou entregará mañana a su homólogo argentino, Alberto Fernández, la presidencia pro témpore del Mercosur.
Para el decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica de Uruguay, Marcos Soto, el gobierno anfitrión «llega a esta cumbre sin el ánimo ni el escenario ideal para tener un intercambio productivo». En declaraciones al diario El País el académico consideró que la estrategia de Montevideo de buscar camino propio tensiona al bloque.
Pero ello tiene riesgos y límites porque Mercosur sigue siendo el principal destino de las exportaciones uruguayas.
“Ojo con avanzar por la fuerza porque eso puede ser un tiro en el pie”, advirtió Soto. Lo cierto es que el tema de la flexibilización del grupo ronda desde hace más de dos décadas, en los que se incumplieron los acuerdos fundacionales (el Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto).
Esos textos fijaron que el Mercosur se transformaría en una unión aduanera y mercado común, objetivos incumplidos.
Del lado uruguayo también mencionan que más de una vez Argentina y Brasil acordaron bajas arancelarias unilaterales.
Y aducen además que la decisión tomada en el año 2000 por la cual ningún miembro del bloque podrá negociar por su cuenta, nunca se incorporó a la normativa común del Mercosur.
De ello hablarán Lacalle, Fernández, y el mandatario paraguayo Mario Abdo. No lo hará Jair Bolsonaro, otra vez ausente en estas lides, quien delegó en el vicepresidente brasileño Hamilton Mourao.
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