Por Carmen Esquivel
Corresponsal jefa en Chile
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el nuevo secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, abordó la situación regional, la marcha del cumplimiento de la agenda 2030 de la ONU, los retos en materia de salud, educación y lucha contra la pobreza.
“La realidad es que hubo un gran retroceso con respecto a 2018-2019 con este shock pandémico tan grande, los confinamientos y todo lo que involucró”, afirmó Salazar-Xirinachs interrogado sobre la situación actual, a tres años del inicio de la Covid-19.
Si bien en 2021 hubo un efecto rebote y un mejoramiento marginal del empleo y la pobreza, en 2022 el crecimiento es mucho menor y nosotros estimamos que será de 3,2 por ciento, y para el 2023 caerá al 1,4, dijo el economista costarricense.
La difícil situación económica y social tiene un impacto también en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, sobre todo en lo referido a la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
“No tenemos datos actualizados todavía, pero no hay dudas de que toda esta cascada de crisis que incluye la pandemia, la desaceleración económica, el cambio climático, la inflación y la guerra de Ucrania, no son buenas noticias en el camino hacia el 2030”, señaló.
En una próxima reunión prevista para el mes de abril, la Cepal presentará un documento con los datos precisos sobre el cumplimiento de los ODS.
Según datos de ese organismo de la ONU, en la actualidad 201 millones de personas, una tercera parte de la población regional, vive en la pobreza, y de ellas 82 millones en la pobreza extrema.
RETOS EN SALUD Y EDUCACIÓN
“La pandemia ha retrocedido, si uno ve los gráficos percibe que se redujo muchísimo el número de contagios y sobre todo de muertes, pero hay presión en los sistemas de salud”, advirtió el secretario ejecutivo.
Explicó que debido a la Covid-19 hubo un desplazamiento de muchas otras enfermedades crónicas y hay filas de espera en hospitales y clínicas por casos que no se pudieron atender, y exámenes y chequeos que no se hicieron.
Vivimos en un mundo interdependiente, esta no es la primera ni la última pandemia, de manera que debemos tener sistemas de salud fuertes y resilientes para enfrentar la próxima emergencia sanitaria, afirmó el funcionario del organismo de Naciones Unidas.
En cuanto a la educación, Salazar-Xirinachs consideró que los desafíos son enormes. Antes de la pandemia se llegó prácticamente a una universalización de la enseñanza primaria, en secundaria se avanzó mucho, aunque hay problemas de deserción, y en la preprimaria existen grandes deficiencias.
Con respecto a la educación terciaria, ahí más bien hay un reto de pertinencia, en el sentido de que las áreas dominantes en la formación son las económicas, humanitarias y sociales, pero muy poco en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, lo cual es necesario para poder crecer, tener buenos empleos y atraer más flujo de inversión nacional y extranjera directa, recordó.
PRIORIDADES PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS
José Manuel Salazar-Xirinachs asumió como nuevo secretario ejecutivo de la Cepal en octubre pasado, en sustitución de Alicia Bárcena, quien el 31 de marzo terminó su gestión de casi 14 años al mando de la comisión regional con sede en Santiago de Chile.
Anteriormente, Salazar-Xirinachs se desempeñó como ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, de 1997 a 1998, y como director regional de la Organización Internacional del Trabajo entre 2015 y 2018.
El licenciado en Economía de la Universidad de Costa Rica fue designado en el cargo por el secretario general de la ONU, António Guterres, quien destacó su pasión por el análisis, diseño, implementación y evaluación de políticas para promover el desarrollo.
Consultado sobre las prioridades de la región, explicó que a corto plazo las urgencias son el control de la inflación, la reactivación económica, los programas sociales para mitigar los impactos tan fuertes de la crisis en cascada y mejorar la situación social.
A mediano y largo plazos hay grandes brechas y necesidades contenidas en una hoja de ruta de 10 temas y el primero de ellos es el desarrollo productivo, el empleo y el crecimiento.
“América Latina ha tenido en los últimos 30 años un crecimiento de la productividad prácticamente nulo, lo cual es una tragedia porque eso es clave para poder aumentar estándares de vida, mejores salarios y puestos de trabajo”, afirmó.
El segundo gran tema es la desigualdad. Desgraciadamente esta sigue siendo la región con más desigualdad del mundo, fenómeno que se agravó y exacerbó con el impacto de la pandemia.
En tercer lugar mencionó las inequidades de género. En la actualidad la diferencia entre la tasa de participación de las mujeres y los hombres en el mercado de trabajo es de 24 puntos porcentuales.
“En la medida en que entren más mujeres al mercado laboral, pueden incorporar mucho al crecimiento del PIB y el bienestar”, consideró.
Luego –dijo- siguen las políticas sociales, la transformación digital, los temas ambientales, protección de la biodiversidad, toda una agenda del siglo XXI muy moderna, economía circular, de descarbonización, y finalmente un tema que abarca a todos los anteriores, que es lo que llamamos la macroeconomía para el desarrollo.
NADIE TIENE LA BOLA DE CRISTAL
Interrogado por Prensa Latina sobre cuándo la Cepal estima posible la recuperación regional, Salazar-Xirinachs afirmó que no se hicieron estimaciones para 2024 y 2025 porque en este mundo de cambios tan sorpresivos, de tanta incertidumbre y volatilidad, eso sería un ejercicio con un margen de error importante.
Un poco la esperanza es que luego de esa tasa de crecimiento baja, de 1,4 por ciento, si el proceso inflacionario a nivel mundial y el aumento de las tasas de interés tienen un punto de inflexión, pues ya habría perspectivas de que el comercio internacional y la economía mundial en general crezcan más.
Otro factor importante es si el crecimiento de la eurozona, un gran socio comercial de América Latina, en vez de ser de solo 0,5 por ciento, sube a 1,5 o más, sería un factor de dinamismo que podría prever un crecimiento en 2024 razonablemente mayor al de 2023.
“Pero nadie tiene la bola de cristal, no hemos hecho estimaciones precisas y sobre todo que en este mundo de volatilidad e incertidumbre pueda salir lo que llaman un cisne negro y dé una sorpresa, que ojalá sea positiva y den un escenario mejor en 2024 que lo que parece que se viene en 2023”, concluyó el secretario ejecutivo de la Cepal.
arb/Car