El documento, realizado por especialistas de la Cepal, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), contiene una hoja de ruta para enfrentar la crisis que afecta a millones de personas.
La presentación de un resumen del texto estuvo a cargo del secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, quien aseguró que el objetivo del análisis es comprender la situación y apoyar a los países en la búsqueda de soluciones.
Entre los principales mensajes del documento figuran el difícil acceso a nutrientes e insumos agrícolas en el área, como consecuencia de varias crisis internacionales, agudizadas por los efectos del cambio climático y la inflación de los alimentos que aceleran el riesgo de sufrir hambre.
América Latina y el Caribe dependen entre el 80 y 85 por ciento de la importación de fertilizantes, cuyo precio es muy elevado y provoca una reducción de las cosechas, agudizando la pobreza entre los sectores menos favorecidos, es decir las pequeñas unidades agrícolas familiares.
Las recomendaciones del estudio incluyen reactivar los sistemas de protección social, tanto por las transferencias monetarias como por programas especiales de alimentación escolar y fomentar la producción agrícola dirigida al consumo familiar.
También se propone a los Gobiernos incrementar el apoyo a la pequeña agricultura, romper la dependencia de los fertilizantes, eliminar las restricciones al comercio internacional en esta esfera y articular una respuesta regional a la crisis.
Mario Lubetkin, representante regional de la FAO, recordó que la escalada de precios de los nutrientes empezó en 2020 y hasta marzo de este año había subido 64 puntos.
Desde Panamá, vía Internet, la representante para América Latina y el Caribe del PMA, Lola Castro, habló sobre otros factores de riesgo, entre ellos los efectos de la crisis climática y la intención de migrar, que presiona tanto a los países emisores como a los receptores.
Advirtió que en noviembre pasado la inseguridad alimentaria severa afectaba a más de 10 millones de personas en la región.
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