“Se trata de una figura que hace algunos años denunció el expresidente de Ecuador Rafael Correa y denominó plan Cóndor II, en referencia a la represión que impusieron los militares en nuestros países latinoamericanos allá en la década de 1970”, dijo Basteiro a esta agencia de noticias.
Comentó que ahora en el siglo XXI los sectores conservadores persiguen el mismo objetivo: acallar opositores, a aquellos que levantan la voz contra las injusticias o buscan mejorar las condiciones de vida de los pueblos.
“Ese plan Cóndor II ya no es con las armas, sino con otros instrumentos como los micrófonos -añadió el diplomático-, con un compromiso muy cerrado de los medios hegemónicos de comunicación de empresas existentes en nuestros países en contubernio con la justicia en la mayoría de los casos”.
Recordó lo ocurrido en Brasil con Lula Da Silva, lo que sucede ahora en Argentina con la vicepresidenta, Cristina Fernández, en muestra clara y precisa de hasta dónde están dispuestos a llegar.
“Incluso, cuando el esquema que ellos quieren desarrollar no tiene éxito, tampoco les tiembla el pulso como para agarrar un revólver y tratar de ejecutar un magnicidio como se puso en práctica hace dos meses”, criticó enfático.
Opinó que como la vía del gatillo no dio resultado, el martes pasado se conoció un fallo judicial amañado y sin elementos probatorios como para acusar a nadie de nada.
Explicó que los confabulados armaron un dictamen, una sentencia, que Cristina Fernández ya había avisado estaba redactada y firmada hace un bienio, cuando el proceso se inició.
“Se sabía que no es un juicio en busca de la verdad y la justicia, sino que se trata de un fallo político”, insistió el embajador.
Aclaró que su objetivo fundamental no es tanto enviar a Cristina Fernández durante seis años a prisión, sino fundamentalmente proscribirla políticamente.
Respecto a la forma de enfrentar esas arbitrariedades, consideró fundamental la fuerza del pueblo y su movilización en las calles.
“Es necesario ganar las elecciones con una diferencia que con legalidad y legitimidad permita poner a los jueces en comisión mediante una reforma real, concreta, sin trabas del sistema existente en Argentina y en otros países como Perú”, expresó.
Advirtió que una de las grandes deficiencias de las democracias latinoamericanas es el compromiso de los operadores de justicia con los enemigos del pueblo.
En relación a la “patria grande”, calificó de importante recordar que cuando la izquierda estaba mucho más asentada en Latinoamérica y el Caribe, Unasur intervino en 2008 en relación con los intentos de desestabilización del Gobierno de Evo Morales por la denominada “media luna” y también en la intentona contra Correa, en Ecuador.
Indicó que así sucedió en otros lugares con la presencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
“Son organismos que creamos los latinoamericanos, muy nuestros, sin la intervención de los Estados Unidos; en ellos existe una actitud de decisión soberana”, sostuvo.
Reiteró que Unasur, Celac, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América-Tratado Comercial de los Pueblos y la Comunidad del Caribe son instrumentos que sirven de auxilio para enfrentar este proceso en que resulta necesario modificar el sistema judicial de la región.
“Es fundamental que los propios presidentes se unan y se apoyen mutuamente, y eso puede ser a través de instituciones como estas”, concluyó el embajador.
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