Esa cifra representa una tercera parte del incremento del PIB esperado en 2022, el cual se estima en 3,7 puntos porcentuales, señaló la Cepal en su balance Preliminar de las economías del área presentado este jueves por su secretario ejecutivo, José Manuel Salazar-Xirinachs.
“Viene un año muy difícil para el mundo y para América Latina en 2023”, dijo el funcionario, y añadió que hay una desaceleración tanto del crecimiento como del comercio mundial.
Luego del dinamismo mostrado en el primer semestre de 2022, las economías se ralentizan debido, entre otros factores, a los efectos de las políticas monetarias restrictivas, mayores limitaciones del gasto fiscal, menores niveles de consumo e inversión y al deterioro del contexto externo.
El informe señaló que durante este año aumentaron los trabajos informales, en los mercados laborales se mantiene la brecha entre hombres y mujeres y hubo una caída en los salarios reales.
En el ámbito fiscal, los niveles de endeudamiento continúan siendo altos y en 2023 los gobiernos tendrán dificultades para el financiamiento de sus operaciones.
No obstante, la Cepal anticipó para el año próximo una menor inflación tanto en las economías avanzadas como en las emergentes, aunque no bajará a los niveles anteriores a la Covid-19.
La Cepal consideró fundamental dinamizar la inversión y la productividad para atender las demandas sociales, la creación del empleo decente, reducir la informalidad, la desigualdad y la pobreza, y avanzar en la adaptación y mitigación del cambio climático.
Para ello son necesarias políticas públicas innovadoras en lo productivo, financiero, comercial, social y en la economía del cuidado, para evitar una nueva década perdida como la observada durante el período 2014-2023, señaló la Cepal.
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