Los agasajos a la llamada Carita de Dios comienzan desde finales de noviembre,y para este 2022, cuando la urbe llega al aniversario 488, la Alcaldía organizó más de 250 eventos.
Aparentemente son simples conciertos, bailes, desfiles cívicos y ferias gastronómicas, aunque para los quiteños son parte de su patrimonio e identidad.
Sobresalen en esas festividades las llamadas “chivas”, autobuses o camiones convertidos en pistas de bailes móviles que recorren las principales vías de la ciudad.
La música acompañada de gritos de “¡Qué viva Quito!” resulta una constante en estas plataformas rodantes, un poco ruidosas para quienes prefieren la tranquilidad y a veces caras, pero, aun así, muy disfrutadas por aquellos que gustan de la farra.
Las Fiestas de Quito no saben igual sin el tradicional canelazo, bebida preparada con aguardiente, azúcar o panela, anís estrellado y canela, que preferentemente se debe degustar caliente y en pequeños sorbos, según los locales.
Este año, por problemas logísticos, los quiteños lamentan no poder desarrollar las carreras de coches de madera, competencias que suelen realizarse en puntos empinados, desde los cuales niños y adultos se deslizan en pequeños carros artesanales.
Muchas de las prácticas y costumbres que año tras año tienen lugar en la urbe ecuatoriana, ubicada en las faldas del volcán Pichincha a dos mil 800 metros sobre el nivel del mar, preservan sus orígenes de la época prehispánica y colonial.
Cuenta la historia que el 6 de diciembre de 1534 el militar español Sebastián de Benalcázar fundó San Francisco de Quito en el corazón de los Andes, sobre las cenizas de un territorio inca incendiado para no dejar nada al arbitrio del conquistador.
La celebración de la fecha, que para algunos constituye la reivindicación de un pensamiento colonialista, es para la mayoría de los quiteños el pretexto para festejar y recordar sus orígenes.
En medio del jolgorio, al visitante no le queda otra opción que admirar y bailar con las bandas de escuelas y barrios, salir y disfrutar de los grupos musicales y las variadas expresiones artísticas de una ciudad que, a 488 años de fundada, crece y enfrenta muchos desafíos sin perder la alegría.
(Tomado de Orbe)