Presupuesto secreto es como se conocieron las enmiendas parlamentarias sin criterios claros.
El mecanismo resulta muy cuestionado, pues viola, tal y como consideró el Supremo, los principios de transparencia e impersonalidad que requiere cualquier ley de presupuestos.
Tales fondos se reparten desde 2019 sin juicio técnico y abastecieron entidades locales y regionales aliadas del gobierno.
En medio del análisis sobre el tema en el STF, el Congreso llegó a aprobar, la semana pasada, un nuevo conjunto de reglas para las enmiendas.
Las normas establecieron los importes que debían distribuirse, pero no establecieron los discernimientos para la distribución.
En noviembre de 2021, la ponente del caso en el STF, Rosa Weber, suspendió las transferencias de fondos del presupuesto secreto.
Al mes siguiente, después que el Congreso aprobara nuevas pautas, la ministra liberó el pago de las enmiendas.
En el juicio del tema por el plenario del Supremo, se inclinó ahora por la inconstitucionalidad del recurso.
Weber entendió que los repasos de enmiendas por el Gobierno para que senadores y diputados los envíen a los estados viola la Constitución federal por desvirtuar la distribución del presupuesto.
Asimismo, por no ser hechos con reglas claras de publicidad, para que la población y las instituciones sepan cómo se están utilizando los recursos y cuáles parlamentarios están indicando las obras y acciones que recibirán los fondos.
Medios periodísticos alertaron que el presupuesto secreto se convirtió en una moneda de cambio entre el Gobierno federal y el Congreso Nacional, pues las enmiendas de ponente no necesitan ser distribuidas de forma igualitaria entre los parlamentarios.
El juicio se detuvo el jueves pasado cuando el marcador estaba cinco a cuatro y se reanudó este lunes con la elección de Ricardo Lewandowski, quien votó con la ponente y formó mayoría para considerar inconstitucional el presupuesto secreto.
Analistas consideran que el resultado en el STF supone un triunfo político para el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, quien tendrá más posibilidades para negociar respaldos en busca de gobernabilidad.
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