Un día después de la visita a Washington del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, un comunicado del Departamento de Estado informó que la medida es en respuesta al ataque a puertos del país europeo.
Entre las entidades castigadas figura el Instituto Central de Investigación de Materiales Estructurales Prometey, que, según consideró es una de las empresas más connotadas allí en construcción naval y desarrollo de tecnología militar.
Otras firmas implicadas en el desarrollo, producción e investigación también se relacionan en la lista unilateral de la Casa Blanca.
El pasado 24 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, tras petición de ayuda de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, dio orden de comienzo a la operación militar especial con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar a Ucrania y terminar con el genocidio contra los habitantes del Donbass.
A partir de entonces se intensificó la estrategia de bloqueos comerciales, vetos bancarios y tecnológicos, restricciones monetarias, apoyo al ejército de Ucrania, entre otros pasos encaminados a asfixiar a Rusia, lo que hasta el momento no ha tenido los efectos deseados por occidente.
En 2014, cuando ocurrió la primera ronda de medidas punitivas, las autoridades de Moscú implementaron mecanismos de defensa para dejar de depender del dólar en sus transacciones comerciales y, además, proteger su economía.
Actualmente solo el 16 por ciento de las divisas del gigante euroasiático se mantienen en dólares, frente al 40 por ciento hace un lustro.
Para no pocos observadores, muchas de las sanciones terminaron por lograr el efecto contrario y afectaron a la Unión Europea, que depende en buena medida de recursos rusos.
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