Ese es el caso del Festival Internacional de Hielo y Nieve de Harbin, el cual cada año implica un despliegue de colosales esculturas combinadas con música y luces que deslumbran a quienes desafían las gélidas temperaturas para apreciar un mundo de fantasía efímera.
Por estos días se alista la 38 edición de la cita, que nuevamente irrumpirá con la exposición de figuras, distintos concursos de arte, así como competencias de deportes invernales. Una costumbre instaurada es que muchas personas aprovechan el escenario para celebrar bodas y cumpleaños.
En Harbin se mueven más de 300 mil metros cúbicos de nieve y de hielo sacados del río Songhua para erigir palacios, budas, laberintos o construcciones emblemáticas de China y distintos países del orbe, en un espacio de 800 mil metros cuadrados.
El Festival se inaugura cada 5 de enero y se distribuye en tres parques temáticos: la Isla del Sol acoge las enormes esculturas; el Mundo del Hielo y la Nieve está dedicado a las actividades, espectáculos y los edificios iluminados; mientras que el Jardín Zhaolin muestra las tradicionales linternas chinas hechas de hielo y con luces o velas en su interior.
Además, toda la ciudad queda decorada con efigies de agua congelada en una temporada alta de turismo, que va desde mediados de diciembre hasta finales de febrero, si el clima lo permite.
Desde 2020, la pandemia de la Covid-19 y las medidas adoptadas en el gigante asiático para contener los rebrotes de la enfermedad frenaron la llegada de visitantes al Festival, que en 2018 atrajo a 18,49 millones de turistas, dejó más de cuatro mil 300 millones de dólares en ganancias y fue uno de los destinos más buscados durante los feriados por Año Nuevo.
En la venidera edición se espera una recuperación tanto en la cifra de vacacionistas como en los ingresos, pues el Gobierno eliminó muchos de los controles que limitaban la movilidad dentro del territorio nacional.
El Festival Internacional de Hielo y Nieve de Harbin comenzó en 1963, tuvo un período de interrupción y se retomó en 1985. Es uno de cuatro principales del orbe de su tipo junto al de nieve de Sapporo, en Japón; el de esquí, en Noruega, y el Carnaval de Quebec, en Canadá.
Aunque no es el único efectuado en China, sin dudas se convirtió en una de las principales atracciones anuales de esa aislada localidad y de todo el país, al punto de que le valió en 2007 la entrada al libro Guiness por la escultura de nieve más grande del mundo, con 250 metros de longitud y un volumen de 13 mil metros cúbicos de nieve.
(Tomado de Cuarta Pared, suplemento cultural de Orbe)