Amores imposibles, épicos, algunos reales, otros soñados, pero todos inolvidables que aún viven y respiran en muchos de los mejores libros de la historia.
A pesar de la desidia de algunos que abandonaron el hábito de la lectura, la crítica recomienda no dejar de sumergirse en las páginas de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Bodas de sangre, de Federico García Lorca; Jane Eyre, de Charlotte Brontë; Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, o Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell.
En la lista de esas narraciones míticas están también El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez; Como agua para chocolate, de Laura Esquivel; Anna Karenina, de León Tolstoi, y Al sur de la frontera, al oeste del sol, de Haruki Murakami.
Orgullo y prejuicio es considerada una de las primeras comedias románticas y entre lo mejor de las letras inglesas del siglo XIX. El drama de las hermanas Bennett en busca del marido perfecto no solo se convirtió en una de las tramas más recordadas, sino que nos transportó al ámbito de la sociedad inglesa de esa época.
Para escribir Bodas de sangre (1931) Lorca se inspiró en un suceso ocurrido en la provincia española de Almería. En sus páginas, recreó el día de nupcias de La Novia, quien rehusó casarse con El Novio, arrastrada por la atracción hacia Leonardo, su antiguo amante. Fue la única de sus obras de teatro impresa en formato de libro por el éxito alcanzado.
En el año en que Charlotte Brontë publicó Jane Eyre, 1847, las mujeres escritoras no eran bien vistas, por lo que la autora usó el pseudónimo de Currer Bell. Y su atractivo personaje protagónico es, al igual que ella, una joven maltratada por la vida, ansiosa de encontrar su lugar en el mundo.
A Cumbres borrascosas muchos la califican como la mayor novela romántica de la historia. La narración de venganza, odio y amores oscuros fue rechazada por la crítica tras su publicación en 1847 debido a su estructura no habitual. Sin embargo, con los años la novela fue reconocida por su carácter visionario.
Lo que el viento se llevó, el difícil romance entre Scarlett O’Hara y Rhett Butler durante la guerra de secesión de Estados Unidos, salió a la luz en 1936. El libro de Margaret Mitchell vendió más de un millón de copias en poco tiempo y le mereció a la escritora el premio Pulitzer. Todavía es considerado entre lo mejor de la literatura estadounidense.
Aunque Cien años de soledad sea la obra por la que el Gabo pasó a convertirse en uno de los grandes escritores universales, El amor en los tiempos del cólera es su novela más romántica, reconocida por el propio autor colombiano como su libro favorito. La relación entre Florentino Ariza y Fermina Daza trascendió por su sutileza, intensidad y un final que define la propia esencia de la obra garciamarquiana.
Ambientada durante la Revolución mexicana, Como agua para chocolate fue un éxito desde su publicación en 1989 por la capacidad de Esquivel para combinar una maravillosa narración de amor con ingredientes, platos y recetas de la atractiva comida de su país.
Obra cumbre del realismo ruso, Anna Karenina es el personaje con el que Tólstoi recreó la alta sociedad de la época, como antítesis de un mundo más virtuoso y rural. Círculos en los que se entrelazan infidelidades, secretos y mentiras que eclipsan a su protagonista, cuya trama comienza tras ser invitada a Moscú.
Los avatares del propietario de un bar de jazz, Hajime, cuya vida da un giro de 360 grados tras reencontrase con Shimamoto, su mejor amiga de la infancia, muestra en Al sur de la frontera, al oeste del sol un relato sencillo, pero intenso, acerca de un pasado que siempre puede volver como una tormenta tan cálida como impredecible.
(Tomado de Cuarta Pared, suplemento cultural de Orbe)