Estos casos tienen lugar luego de haber concluido el estado de excepción el pasado 15 de diciembre en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas, medida adoptada luego de atentados con explosivos en esos territorios en noviembre.
En las ciudades que conforman la llamada Zona 8 del país, Guayaquil, Durán y Samborondón, el estado de excepción disminuyó las muertes violentas en un uno por ciento, según el ministro del Interior Juan Zapata, para quien esa cifra es un logro.
A los hechos en esa región, se suma el asesinato este lunes de un oficial de la penitenciaría El Rodeo, de la provincia de Manabí, tras recibir heridas con arma blanca en el interior de la cárcel donde laboraba como guía penitenciario.
Ecuador vive una escalada de violencia con una tasa de homicidios que asciende este año a más de 20 por cada 100 mil habitantes.
Desde el 1 de noviembre tuvieron lugar una serie de atentados y motines carcelarios promovidos por bandas asociadas al narcotráfico que conllevaron al Gobierno a declarar estado de excepción en las tres provincias antes mencionadas.
A juicio de expertos en la materia, ese panorama de inseguridad que se vive en las calles y cárceles del país se debe a la guerra de cárteles nacionales e internacionales por el control del narcotráfico y la ineficiente respuesta estatal a esa cuestión.
Para analistas, el estado de excepción por sí solo no constituye una solución a la problemática, sino que son necesarias políticas integrales, incluidas inversiones sociales.
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