El comunicado del gobierno de la RDC describe a los dos ruandeses como espías, informa que actuaban como miembros de la organización humanitaria internacional y añade que reclutaron a dos congoleses cuyas generales se abstienen de informar.
La labor de ambos extranjeros abarcó además infiltración en altos estamentos de las fuerzas armadas y contactado con personalidades políticas, empresarios y miembros de la sociedad civil, asimismo mantenidos en el anonimato en el texto oficial al igual que su grado de implicación en el plan, cuyos pormenores son investigados.
Ruanda y la RDC mantienen una guerra verbal por el supuesto apoyo del primero al movimiento insurgente 23 de Marzo (M23), integrado por ruandeses de la etnia tutsi que controlan zonas del este del segundo.
Las autoridades de Ruanda refutan la acusación, aunque un panel de expertos independientes adscritos de la ONU reafirmó en un reciente informe que ese país apoya al M23 con armas y hombres.
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