Mientras la mayor parte del mundo se alista para las fiestas decembrinas, naciones de África y Medio Oriente no festejarán el advenimiento del nuevo año en estas fechas, ya sea por motivos culturales o religiosos.
Entre los más significativos se encuentra la República Islámica de Irán, cuya fiesta anual más importantes es el Nowruz o Nuevo Día que comienza siempre el primer día de primavera en el momento exacto del equinoccio.
El calendario persa se basa en un año solar y tiene aproximadamente 365 días de duración, un año recorre cuatro estaciones, y comienza cuando el sol parece cruzar el Ecuador desde el hemisferio sur hasta el hemisferio norte, tal como se ve desde el centro de la Tierra, por ello su nuevo año inicia en marzo.
Israel, por su parte lo espera entre septiembre y octubre por considerarse las fechas en que según la tradición religiosa Dios creó el mundo y sus fiestas tienen una duración de 10 días, los cuales se conocen como Días de Reflexión y concluyen con el Yom Kippur o Día del Perdón.
En esta región muchas naciones musulmanas celebraron el comienzo del Año Nuevo Islámico, también llamado Año Nuevo Árabe o Hijrī, el 28 de julio de 2022.
Aunque muchos países islámicos se rigen por el calendario gregoriano solar, el calendario lunar se utiliza para calcular las fechas de las festividades religiosas y las celebraciones importantes.
Dado que el Hijrī se basa en los movimientos de la luna, el calendario musulmán tiene sólo 354 o 355 días, lo que lo hace unos 11 días más corto que el calendario gregoriano solar de 365 días (366 en años bisiestos).
Umar I, el segundo califa musulmán, instituyó ese calendario en el año 639 d.C. como parte de un intento más amplio de estandarizar, organizar la vida y las tradiciones islámicas, y posiblemente para que este se diferenciara de los utilizados por otras religiones.
En Etiopía y Eritrea el Año Nuevo o Enkutatash se celebra en septiembre, concretamente el día 11 según el calendario gregoriano, o el primer día del mes de Meskerem, según el etíope.
Enkutatash significa Regalo de Joyas y marca el fin de la estación lluviosa, esta fecha se vincula además con el retorno de la Reina de Saba a Etiopía tras la visita del rey Salomón a Jerusalén.
Ese día, los etíopes se regalan margaritas amarillas que simbolizan el Sol, uno de los rituales es la quema de un abeto o un eucalipto, en la plaza principal de la capital se enciende un fuego, alrededor del cual la gente baila y toca el tambor.
Según las creencias, tras caer, el árbol quemado indica con su cima una zona donde se espera la mayor cosecha.
Coincidencias o no, meses antes o meses después, lo cierto es que independientemente de cualquier fecha, cultura o religión, el nuevo año marca sobretodo un comienzo diferente, donde las esperanzas de un futuro mejor siempre llenan las expectativas de todos.
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