La fecha del 27 de octubre marcó el escenario geopolítico del país en los últimos 12 meses, luego de la materialización por separado de la disputa fronteriza con Tel Aviv, para poner fin a más de dos años de negociaciones indirectas.
Después de una pausa en 2021, la presencia a inicios de junio pasado de la plataforma Energean Power en el campo de Karish avivó las tensiones entre Líbano e Israel, quienes recurrieron a la mediación de Estados Unidos bajo la supervisión de Naciones Unidas.
El asesor para asuntos energéticos de la administración norteamericana Amos Hochstein, guío los contactos políticos y en varias ocasiones visitó tanto Beirut como Tel Aviv, con el propósito de solucionar la controversia y evitar cualquier escalada que altere la estabilidad en la región.
Por primera vez, la posición unificada de las máximas autoridades del Estado, Gobierno y el Parlamento junto al equipo técnico y la opción de poder de la Resistencia islámica coincidieron para preservar los derechos de Líbano a sus recursos marinos.
La nación de los cedros no cedió ante las presiones de Israel en ningún momento, al abordar las conversaciones indirectas por la vía de delimitar zonas económicas y no límites fronterizos entre los dos países.
En este sentido, Líbano obtuvo todos los derechos a trabajar en el campo de Qana sin esperar una aprobación o pretexto previo de la entidad enemiga, ni compartir riqueza, ni pagar indemnización a Tel Aviv.
Del lado israelí, la oposición liderada por Benjamin Netanyahu atacó todo el tiempo al ex primer ministro Yair Lapid, a quien culpó de cobarde por ceder ante la Resistencia libanesa, Hizbulah.
Ante este panorama, Francia entró en escena como exmetrópolis de Líbano e incitó a todas las partes a trabajar; mientras, la mediación de Estados Unidos intensificó los contactos para resolver las diferencias y aplacar las dudas en relación a una solución.
La firma por separado del documento final el 27 de octubre en la sede de las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas en Naqoura permitió a Líbano una victoria histórica que convertirá a la nación en un Estado petrolero dentro de la región del Mediterráneo.
En este contexto, el país inició el proceso de revisión de sus fronteras con Chipre y la compañía francesa TotalEnergies y su socio italiano ENI comenzaron a preparar los equipos en la intención de iniciar la exploración dentro de las aguas libanesas en 2023.
La solución de la demarcación marítima coronó seis años de la gestión del expresidente Michel Aoun, marcada por el agravamiento de la peor crisis económica y financiera del país en su época moderna.
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